Sobre el autor
Isaac Asimov (Rusia, 2 de enero de 1920 – Nueva York, 6 de abril de 1992), considerado uno de los Big Three (tres grandes) junto a los autores de ciencia ficción Arthur C. Clarke y Robert Heinlein, tuvo una vida que bien podría considerarse una suerte de ficción. Nació en Petróvichi, una población rural de la antigua Unión Soviética, cerca de la frontera con Bielorrusia. No hay constancia de la fecha exacta de su natalicio (ni tan siquiera entre su propia familia), ya que se duda entre el 4 de octubre de 1919 y el 2 de enero de 1920. Finalmente fue el propio Asimov el que adoptó esta última como la fecha oficial de su nacimiento.
La extensa obra literaria de Asimov alcanza su cenit con dos antologías que han marcado este género: Yo Robot y Fundación. La primera, publicada en 1950, es una antología conformada por nueve relatos cortos que habían visto la luz en la década anterior. En 1982 se publica la versión definitiva de esta, titulada The Complete Robot, editada en España con el título Los Robots. En ella se incluían: Bóvedas de acero (1954), El sol desnudo (1957), Los robots del amanecer (1983) y Robots e Imperio (1985). La trama de esta ambiciosa serie de novelas se sitúa en las primeras décadas del siglo XXI, cuando se inventa el cerebro positrónico, una creación sumamente compleja que Asimov describe como una malla de platino e iridio donde los impulsos cerebrales, equivalentes a las comunicaciones neuronales, se realizan mediante un flujo de positrones. Es en el interior del cerebro postrónico Asimov insertó sus tres famosas leyes de la robótica:
- Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sea dañado.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por un ser humano, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Estas tres leyes suponen una protección para el ser humano ante una criatura que es mucho más fuerte y superior. El robot es incapaz de escapar del margen establecido por su programación, que le impide el acceso a imaginar. Esta sería entonces la diferencia fundamental entre el humano y la máquina que ha creado.
Asimov se atrevió asimismo a hacer algunos vaticinios. En un artículo publicado en 1964, predijo cómo sería el mundo dentro de 50 años, es decir, en 2014, y acertó en algunas de sus predicciones. Entre ellas podemos citar la videollamada, pues este autor pensaba que podríamos hacer una llamada en la que además de oirnos seríamos capaces de vernos. También dijo que, aunque no sería algo muy común, habrían robots. Afirmó que existirían aparatos de cocina que prepararían la comida y máquinas de café. Pronosticó la aparición de coches sin conductor o, como él los llamaba, «vehículos con cerebro de robot».
Pero también asumió que no toda la población podría tener acceso a estas nuevas tecnologías. De igual modo, Asimov advirtió sobre los problemas de la superpoblación, y afirmó además que los humanos solo sobrevivirán como especie si algún día logran alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
Al cumplirse el aniversario 31 de su fallecimiento, llegue el homenjae desde las páginas digitales de Cubaliteraria, con la invitación a la lectura de sus obras.
Fragmentos de su obra
Escribir ciencia ficción
A menudo recibo una carta de algún joven afanoso, aspirante a escritor, que me pide algunas «sugerencias» sobre el arte de escribir ciencia ficción.
Tengo la sensación de que estos jóvenes piensan que debe existir alguna fórmula mágica que los profesionales mantienen celosamente en secreto, pero que yo, como soy un tipo tan bueno, voy a revelar.
Lo siento, pero no hay tal cosa, no hay fórmula mágica, ni trucos secretos, ni atajos escondidos.
Lamento tener que decirle que es cosa de mucho trabajo durante largo tiempo. Si usted conoce algunas excepciones a esta regla, se trata precisamente de eso: de excepciones.
De todas maneras, hay algunos principios generales que, según mi modo de ver, podrían ser útiles. Son éstos:
Usted tiene que prepararse para una carrera de escritor exitoso de ciencia ficción de la misma manera que lo haría para cualquier otra profesión altamente especializada. Primeramente, tiene que aprender a usar sus herramientas, tal como un cirujano debe hacerlo con las suyas. La herramienta básica para cualquier escritor es su lengua, lo que significa que usted debe desarrollar un buen vocabulario y refrescar sus conocimientos de cosas tan prosaicas como la ortografía y la gramática.
El vocabulario está por encima de toda discusión, pero puede ser que usted piense que la ortografía y la gramática son cosas superfluas. Después de todo, si usted escribe una historia brillante y espléndida, seguramente el jefe de redacción estará encantado de corregir su ortografía y su gramática. ¡No es así! Él no lo hará.
Además, se lo dice un veterano, si su ortografía y su gramática son desastrosas, usted no puede escribir una historia brillante y espléndida. Quien no sabe usar la sierra y el martillo no fabrica muebles magníficos.
Aun si usted fue aplicado en el colegio, desarrolló su vocabulario, sabe deletrear «sacrilegio» y «sobreseer» y nunca dice «entre usted y mí» o «nunca no hice nada», eso no basta. Están también la estructura sutil de la oración y la construcción estilística del párrafo. Está el entrelazamiento inteligente de la trama, el manejo de los diálogos y miles de otros enredos.
¿Cómo hace usted para aprender todo eso? ¿Lee libros sobre cómo escribir o asiste a clases sobre el tema o a conferencias? Todas estas cosas tienen valor inspirativo, seguro, pero no van a enseñarle lo que usted quiere saber realmente.
Lo que sí ha de enseñárselo es la lectura detenida de los maestros de la prosa. Esto no significa que usted se obligue durante años a quedarse dormido sobre los clásicos aburridos. Los buenos escritores son invariablemente fascinantes; ambas cosas van juntas. A mi juicio, los escritores de lengua inglesa que hacen el mejor uso de la palabra justa en el momento preciso y que arman sus oraciones y párrafos con la mayor habilidad y estilo son: Charles Dickens, Mark Twain, y P.G. Wodehouse. Léalos; también a otros, pero con atención. Representan su aula.
Observe lo que hacen y trate de explicarse por qué lo hacen. No sirve de nada que se lo explique otra persona. Hasta que usted mismo no lo vea, no hay nada que pueda ayudarlo.
Pero supongamos que a pesar de sus esfuerzos usted no termina de aprender. Bueno, puede ser que usted no sea escritor. No es una desgracia. Siempre le queda la posibilidad de dedicarse a alguna profesión ligeramente inferior, como la cirugía o la presidencia de Estados Unidos. No será lo mismo, por supuesto, pero no todos podemos ascender a las alturas.
En segundo lugar, para llegar a ser un escritor de ciencia ficción no basta con conocer la lengua, también hay que saber de ciencia. Puede que usted no quiera hacer mucho uso de la ciencia en sus historias, pero de todas maneras tendrá que conocerla, para que lo que utilice esté bien utilizado.
Esto no significa que usted tenga que ser un científico profesional o un egresado de una carrera científica. No necesita ir a la universidad. Pero sí significa que tiene que estar dispuesto a estudiar ciencia por su cuenta, si su educación formal fue débil en ese aspecto.
No es algo imposible. Uno de los mejores escritores de ciencia ficción «dura» es Fred Pohl, que ni siquiera terminó la secundaria. Por supuesto que hay muy poca gente que es tan brillante como Fred, pero usted puede escribir mucho peor que él y ser todavía bastante bueno.
Afortunadamente, ahora se publica mucha más ciencia de divulgación de buena calidad que en las generaciones anteriores, y usted puede aprender mucho, con bastante poco esfuerzo, si lee los ensayos de algunos autores de ciencia ficción como L. Sprague de Camp, Ben Bova y Poul Anderson, o incluso Isaac Asimov.
Más aun, los científicos profesionales están escribiendo ahora también eficazmente para el público, como lo testimonian los magníficos libros de Carl Sagan. Y siempre está la revista Scientific American.
En tercer lugar, aun si usted sabe ya bastante de ciencia y también aprendió a escribir, todavía no es seguro que pueda sacar algo coherente de ambas cosas a partir de sus borradores. Deberá convertirse en un lector diligente de la ciencia ficción misma para aprender las convenciones y los trucos del oficio, como, por ejemplo, entretejer el medio ambiente con la trama.
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