Preciado Edurman Mariño:
Saludos y la felicitación por haber obtenido el premio de poesía Milanés, desde una ciudad de Matanzas que ya hago mía por la cantidad de poetas que me escriben desde ella. Su poemario Decúbito supino1 es una bella edición para un volumen que articula una especie de poesía pura, a través de poemas, escritos en prosa en su mayoría. Encuentro en su libro una lírica muy personal. La angustia ante la deconstrucción del paisaje es similar a la necesidad del mismo, visto a contraluz. Aquí cada poema parece visto de esa manera y es como un garabato para la realidad misma:
Somos acontecimientos
Paralelos. Solo hablamos por
Testimonio, pero nada serio.
La filosofía aquí nos hermetiza la realidad. Y tal parece que usted mira con aspereza a través de un cristal lo que bien pudiera ser la luz. Ese marginal enfoque nos permite dialogar con cada uno de estos textos y descubrir los abismos necesarios, los que no se deben tocar cuando la vida pasa o va pasando.
Cuando después del baño mi madre me vestía,
Yo casi siempre era feliz y pensaba que Verne era
Como aquel señor de la cabaña.
Sorprende este libro por la intensidad de su poética. Percibo incluso una especie de curaduría poética en la estructuración que bien me agrada para enfatizar en mis reflexiones en torno a un libro de poesías. Me conmueve esa angustia sutil, tal parece mortal en cada texto, que puedo entender cuando el poema se ha convertido en una navaja contra el destino. Aquí la vida circundante queda como testigo de lo que acontece. De tal modo que el poemario va sentenciando sus juicios o especulaciones. Tal vez porque el poema es en sí mismo es una sentencia.
Desde ese desarraigo, que pudiera ser un paisaje gris, le envío mi mayor estima. Mi admiración por esta poética que todos debemos revisitar para entender los tiempos que circundan.
Suyo siempre,
Rainer Maria Rilke
Nota
1 Premio Milanés (2017), Editorial Matanzas, 2018.
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