Estimado poeta Reynaldo García Blanco:
Con mucho placer recibo su poemario Año sabático1 que ya forma parte de la biblioteca personal. Agradezco como es costumbre ya, la dedicatoria que me ofrece y esa admiración que dice tenerme. También le sigo admirando por reconocer desde su poética al cubano que se interesa por marcar el tiempo y su isla.
Mantiene usted en su poética un lenguaje, en ocasiones intelectivo, que nos muestra a un creador culto con dominio pleno de su oficio.
Están en la Biblia de Jerusalén
En los libros de Cayo Pretonio
En los sanatorios del XIX
Y en la china imperial
Donde Li Xuao escribía que la
Primavera era como la vulva
Y el sol como los falos.
La atemporalidad aquí es aparente, sirve para ratificar lo temporal. Personajes así sacados de la historia, de la literatura, del arte son sujetos dialogantes en torno a un momento definitivo. El sentido de lo cubano aquí se afianza desde una mixtura que cubre todo el cosmos del poema. ¿Tendría una realidad cierta tantos sujetos dialogantes para descubrirse en medio de la isla? ¿Sería esto un ardid o la esencia de una escritura que tiende a lo universal? No sabría decirle, realmente no tendría razón preguntarme. El libro hace un alto en ciertos instantes de plenitud, así descubro y releo el poema. ¿Se acuerda de cuando las cervezas costaban 60 centavos y no había tanto calor? Esa necesidad del autor de reconocerse está presente en todo el libro como un cielo verdadero.
Sobre el arboló hay un pajaró y eso me dejá sin palabras.
Hay cierta catarsis en este poemario que en ocasiones tiende al absurdo. Domesticar esos límites pudiera ser un signo distintivo para descubrir ese desasosiego que el autor toma como ritmo poético.
Los que venden cabezas de cerdo no parecen ignorar los
precios del petróleo en el mercado mundial. Palpo mi
bolsillo de personaje de segundo. Me asomo a la bolsa de
valores con la valentía del que no le teme a la muerte.
Desde la mese el ojo vidrioso de un cerdo me recuerda que
la Constitución no prohíbe ser vegetariano.
Año sabático es el itinerario de un ser que advierte que la realidad es más poderosa que un poema y por eso lo comparte. Alguien que parece no temerle a nada. De allí su sabiduría como disparo a boca de jarro. Preciado Reynaldo García Blanco, tenga con estas palabras la bienaventuranza de quien comparte el viaje y sigue. Así volveremos, año tras año, empecinados en seguir el camino.
Suyo,
Rainer Maria Rilke
Nota
1 Premio Nacional de Poesía Emilio Ballagas (2015), Editorial Camagüey, 2016.
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