
Nacido el 28 de agosto de 1749 en Frankfurt del Meno, Johann Wolfgang von Goethe es una de las figuras cimeras de la literatura alemana. Por deseo de su padre, estudió Derecho en la Universidad de Leipzig, donde se interesó por la literatura y la pintura, y se acercó a la obra dramática de sus contemporáneos Klopstock y Lessing. Después se trasladó a Estrasburgo para continuar sus estudios de Derecho y profundizar en los de música, arte, anatomía y química.
Tras graduarse como jurista, Goethe volvió a Frankfurt para ejercer su profesión, y allí escribió la tragedia Götz von Berlichingen (1773). La obra se basa en la historia de un caballero alemán que se hizo bandido en el siglo XVI, y cuyas acciones se interpretaron como parte de una rebelión contra la autoridad del emperador y la Iglesia en Alemania durante la primera mitad del siglo XVI. Götz von Berlichingen inició el movimiento literario conocido como Sturm und Drang (Tempestad e impulso), precursor del romanticismo alemán.
A lo largo de su vida Goethe escribió poesía, piezas teatrales, novelas y textos críticos y científicos. En la novela Las desventuras del joven Werther (Die Leiden des jungen Werthers, 1774), el protagonista sufre por un amor desdichado cuya intensidad le lleva a quitarse la vida. El drama Fausto (Faust, cuya primera parte concluyó en 1808, y la segunda en 1832) es una adaptación de la antigua leyenda de Fausto, personaje que vende su alma al diablo a cambio de conocimientos y experiencia.
En 1775, el duque Carlos Augusto invitó a Goethe para que viviera y trabajara en Weimar, que era entonces uno de los centros intelectuales y literarios más destacados de Alemania; allí el poeta ocupó cargos importantes en el gobierno, fue consejero privado del duque y comenzó a escribir los dramas Ifigenia en Táuride (concluido en 1787), Egmont y Fausto.
Goethe viajó a Italia en 1786, visitó varias ciudades del norte y luego se estableció en Roma hasta 1788. Estudió el arte, la arquitectura y la literatura greco-romanas, y las obras del período renacentista en las que sobresalía la influencia clásica. Su creación literaria posterior sería fuertemente influenciada por su estancia italiana. Regresó a Weimar en 1788, y allí compartió su tiempo entre la dirección del teatro ducal (de 1791 a 1813) y la dedicación a sus estudios científicos, de los que surgieron los tratados Ensayo para explicar la metamorfosis de las plantas (Versuch, die Metamorphose der Pflanzen zu erklären, 1790) y Aportes a la óptica (Beiträgen zur Optik, 2 partes, 1791 y 1792). En 1810 publicaría también una Teoría de los colores (Farbenlehre).
La amistad con Friedrich von Schiller, que duró desde 1794 hasta la muerte de este en 1805, fue trascendental para Goethe; las críticas y sugerencias del amigo lo incitaron a buscar nuevos rumbos para su creación literaria. Goethe colaboró en la revista Las Horas, fundada por Schiller, con una serie de tiernos poemas amorosos inspirados por Christiane Vulpius y reunidos en 1795 bajo el título Elegías romanas (Römische Elegien). En esta etapa surgieron la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister (Wilhelm Meisters Lehrjahre, 1796) y el drama en verso Hermann y Dorothea (Hermann und Dorothea, 1798).
Goethe falleció en Weimar el 22 de marzo de 1832. Entre las obras que escribió en sus últimos años son dignas de mención la novela Las afinidades electivas (Die Wahlverwandschaften, 1809); el relato de sus viajes por Italia, Viajes italianos (Italienische Reisen, 1816); su autobiografía Poesía y verdad (Dichtung und Wahrheit, 4 tomos, 1811-1833); la colección de poemas Diván de Oriente y Occidente (West-östlicher Diwan, 1819), y la segunda parte de su poema dramático Fausto (publicada póstumamente, en 1832). Las obras de Goethe han sido traducidas a numerosas lenguas, versionadas, llevadas al cine y musicalizadas. En Cuba se publicó por el Instituto Cubano del Libro la primera parte del Fausto (1973), y por la editorial Letras Cubanas, el Fausto de Reinaldo Montero (2003), pieza teatral inspirada en el drama homónimo de Goethe.
La fama y el prestigio de los que Goethe disfrutó ya en vida, propiciaron que varios escritores cubanos del siglo XIX tradujeran sus poemas, como Heredia (La novia de Corinto), Francisco Sellén, Enrique José Varona y otros. Presentamos a continuación dos poemas traducidos por el poeta, periodista, ensayista y crítico literario Diego Vicente Tejera (1848-1903), cuya agitada vida, inmersa en la actividad patriótica y política, no le impidió escribir su propia obra y participar con otros colegas en traducciones como la del Lalla Rookh de Thomas Moore (lamentablemente perdida), realizada junto a José Martí y Juan Antonio Pérez Bonalde. Con este último colaboró también, de forma anónima, en la traducción de El libro de los cantares de Heine. En solitario Tejera tradujo los Diecisiete cantos magiares del húngaro Sandor Petöfi (su obra traduccional más celebrada), así como poesía de diversos autores.
El don más grato
Tu suerte, Midas, fue impía:
todo, aun el mismo alimento,
si lo tocabas hambriento,
en oro se convertía.
Mejor es la suerte mía,
pues cuanto toco, al momento
truécase en un pensamiento
de luz y de poesía.
¡Musas! Vuestro influjo blando
Solemnizo: el oro es nada
Ante tan precioso don.
Mas no permitáis que cuando
besarla quiera, mi amada
se convierta en ilusión.
Mignon
¿Conoces el país donde florece
el naranjo? ¡Cuál brilla el fruto de oro
entre el follaje oscuro! Allí parece
venir del cielo el céfiro sonoro,
y allí junto al laurel el mirto crece…
¿Lo conoces? ¡Allí, mi tierno amigo,
quiero allí, solo allí, correr contigo!
¿Conoces el hogar? Descansa el techo
sobre pilares cien. ¡Cómo fulguran
los salones allí! De trecho en trecho,
hay estatuas de mármol, que murmuran
al verme «¡Pobre niña! ¿Qué te han hecho?»
¿Lo conoces, oh tú, que dulce abrigo
me das? ¡Pues quiero allí volar contigo!
¿Conoces la montaña? A veces falta
el camino al viajero, entre la niebla.
Allí las grutas de la cumbre alta
la antigua raza de dragones puebla,
y cae la roca, y el torrente salta…
¿La conoces? ¡Allí, padre, te digo
que está el reposo! ¡Llévame contigo!
(Traducciones de Diego Vicente Tejera)
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