Bayamo honra al poeta José Joaquín Palma, primer biógrafo de Carlos Manuel de Céspedes, el más joven de los patriotas impulsores de la guerra. Había nacido el 11 de septiembre de 1844 en la otrora segunda villa española en la isla de Cuba.
Es reconocido, entre muchas otras acciones, por la edición del periódico independentista El cubano libre, en plena guerra, y como fiel ejecutor de su misión en el exilio, de aunar voluntades para Cuba independiente; en Guatemala se le venera como autor del poema-himno: «Guatemala feliz», que se convirtió desde su instrumentación en el himno nacional de ese país centroamericano.
Durante la jornada homenaje a Palma, en cuya ciudad natal —donde llevan su nombre un teatro, una calle, así como la reciente Escuela Nacional de Poesía—, se entregó el Premio al Mérito Literario, nombrado como el excelso poeta, cuyo prestigio es reconocido por personalidades literarias como José Lezama Lima. En esta edición XII lo obtuvo el poeta y crítico medialunero Andrés Eduardo Conde Vázquez, con una obra sólida en poesía y ensayo, que ha contribuido a la formación de nuevos literatos y a la promoción cultural.
El doctor en Medicina, profesor Consultante y narrador Arsenio Rosales, ofreció en la apertura de la jornada homenaje una disertación de la obra artística de José Joaquín y lo presentó como repentista, improvisador, poeta romántico y gran prócer de la independencia.
Desde el domingo 10 se han venido desarroado múltiples actividades: conferencias, lecturas de poesías, intercambios con artistas de otros gremios y visitas a sitios históricos relacionados con Palma.
El poeta Palma se inició en el periodismo con Francisco Maceo Osorio, muy joven. Fue alumno de José María Izaguirre, y se convertió en referente importante de la emigración cubana. Palma no permitió en su presencia la división en la emigración cubana, lo que sí lograron en Estados Unidos los detractores de Cuba, situando en dos bandos a los emigrados, en las figuras de Quesada y Aldana.
La familia era dueña hacia la mitad del siglo XVIII de la Finca San Joaquín y otras, que llegaron a un total de 27 caballerías en la zona de Barrancas. A los 21 años publicó artículos sobre la cultura autóctona, frente al conservadurismo colonial.
Fue de los fundadores del Comité Revolucionario de Bayamón y luego de la quema patriótica de Bayamón, fue al campo con Leonela, su esposa y cuatro hijos. En 1870 Céspedes, sintiéndose vulnerable por presiones de la Cámara de Representantes, le extendió un salvoconducto a Palma y su familia.
En Guatemala fundó periódicos, se volcó al trabajo pedagógico y cultural, entre otros, en pro de la independencia cubana; allí recibió veneración y homenaje como un natal.
La jornada bayamesa incluyó peregrinar hasta el obelisco donde reposan sus restos, que desde 1952 fueron repatriados.
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