En cierta ocasión, una persona se me acercó y me preguntó si yo conocía un poema que se llamaba «Yo era muy viejecita», que le habían regalado aquí, en Cuba, para que se lo dedicara a su madre, que había fallecido recientemente. Debo decirles, que esta señora cubana vive fuera de nuestra tierra y llegó a este país para visitar la tumba de su madre.
Como ustedes pueden ver, la poesía no necesita visa, ni cree en fronteras, ni se queda en el tiempo, es capaz de fluir y refluir como dijera nuestro Martí, y de escalar cumbres o llegar a abismos insondables.
Por supuesto, que conozco estos versos, le dije. Son del poeta José Ángel Buesa, un cubano nacido en Cruces, antigua Las Villas, allá por el año 1910, y que murió lejos de la Patria, en Santo Domingo, allá por 1982.
La madre viejecita murió sola, la recuerda el poeta con su bata de holán, en su piano, en su casita blanca, y con sus manos, según yo no olvido, como unas mariposas blancas volando en su jardín.
Le conté, además, que desde que yo era una niña, los versos de José Ángel, eran los más populares y declamados de Cuba.
Muchas personas identificadas con los sentimientos expresados por el poeta, en ocasiones, hasta se hacían pasar por él. Yo recuerdo que sus creaciones sirvieron para los 14 de febrero, los cumple, para cualquier celebración.
Confieso que es primera vez que alguien me pide este poema para una viejecita. He hablado mil veces del «Poema de la Despedida», el del «Renunciamiento» y varios otros, pero, con este poema, es mi primera vez.
Aquí unos versos, algunos, para que sepan de qué se trata:
Yo era muy viejecita y un año y otro año se fue quedando sola, con un tiempo sin fin
sola con su sonrisa de que nada hace daño sola como una hermana mayor en su jardín…
Por todo lo anterior, pienso que hablar de José Ángel Buesa, es mi deber.
Recuerdo, que el libro más leído de Buesa, fue el llamado Oasis, que según he leído, se editó alrededor de 9 veces. Según Cintio Vitier, a pesar de haber influido en muchos poetas en la capital y en provincias, no ha sido reconocido por la crítica especializada, tildándolo de cursi y, muchas veces, hasta de mediocre. En sus estudios, Cintio nos dice que el poeta consigue evadirse de sus detractores, y logra un libro de calidad superior llamado Lamentaciones de Proteo en el cual, entre otros poemas, hay un Soneto que el investigador califica de magnífico, «Yo vi la Noche», y que dice así:
Yo vi la noche ardiendo en su tamaño /y yo crecía hacia la noche pura/en un afán secreto de escritura, /uniendo mi alegría con mi daño/.
/ Y aquella realidad era un engaño/, en un sabor de ensueño y aventura; /y abrí los ojos en la noche oscura/y yo era yo naciendo en un extraño/.
Y yo era yo pequeño en mi amargura, /muriendo en sombra bajo el cielo huraño/ y cada vez más lejos de la altura/,
Y odié mi realidad y amé mi engaño, /y entonces descendió la noche pura/ y sentí en mi estatura su tamaño/.
Concentra Buesa su expresión poética y con este libro demuestra su crecimiento y su creatividad en aras de la poesía. Después vinieron otros. Fue también dramaturgo entre sus singularidades.
Era un hombre mediático cuando yo lo conocí. Andaba por la CMQ y por Radio Cadena Azul con sus discos y sus novelas. Después incursionó también en la televisión. Como guionista tuvo mucho éxito.
Sus poemas fueron traducidos a otros idiomas y muchos de sus textos fueron llevados al pentagrama.
Fue también un emigrado, pasó por muchos lugares hasta carenar en dominicana.
Han pasado los años, pero Buesa, sigue participando en nuestras festividades, aquel vagabundo sin Patria, como él mismo se calificó, sigue haciendo sonar aquellos versos amorosos, de musicalidad muy sencilla y monocorde, pero en consonancia con el pueblo que lo declamó a su gusto y que aún lo sigue declamando.
Fue Buesa un poeta romántico cubano empedernido, tan elegíaco, tan popular, que no lo podemos olvidar, recuérdenlo o no los críticos, aquí presente su poesía, como quieran clasificarla, pero bien centrado en los sentimientos de amor de nuestro pueblo hecho de verso y canción.
Pasarás por mi vida sin saber que pasaste / Pasarás en silencio por mi amor y al pasar/ fingiré una sonrisa como un dulce contraste/ del dolor de quererte y jamás lo sabrás/.
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Tomado de Portal Cubarte
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