Nacido en Nueva Gerona, Isla de la Juventud, en 1968, José Antonio Taboada del Toro se formó como poeta, ensayista y editor. Ha recibido varios premios en su carrera como creador, entre ellos el Mangle Rojo y el Premio de la Ciudad de Nueva Gerona en dos ocasiones y distintos géneros: poesía, crítica y ensayo.
Numerosos libros atestiguan el quehacer de este autor, entre ellos el titulado Espirales del Alma, el cual obtuvo el galardón máximo en el certamen Mangle Rojo, en 1995. El jurado para la ocasión estuvo integrado por Francisco Mir, Juan C. Valls y Roberto Zurbano. La obra del poeta pinero fue publicada por Áncoras Ediciones en 2016, celebrando los 30 años de la Asociación Hermanos Saíz y de la propia editorial que lo saca a la luz. En la Feria Internacional del Libro de La Habana fue presentada esta segunda edición, la primera ocurrió una década antes, en 1996.
El volumen está a cargo de un equipo de lujo: la edición es de Rafael Carballosa y la corrección de estilo, de Daniel Zayas Aguilera; las ilustraciones pertenecen a Adrián Segura y el diseño fue realizado por Ailín G. González. La realización artesanal, preciosista al detalle, contó con 150 ejemplares firmados por el autor y enumerados, una delicadeza que mucho se valora y agradece. Igualmente en su última página, se acredita muy justamente al resto del equipo de realización, ocupado en la impresión y encuadernación impecable de esta obra primorosa; son ellos Primitivo Matos y Edisnilvia Mojena, además de los ya citados corrector y diseñadora, inspirados y comprometidos artistas que no abandonan su creación hasta verificar el acabado minucioso que acostumbran a dar a todo cuanto sale de su manos.
La poesía de Taboada se estructura en imágenes, en ellas se perciben referencias y figuras literarias disímiles que guían a través de una tesis poética y existencial con la cual se identifica quien lee desde las primeras líneas. Propongo su poema «Ser o no ser», parte Uno:
Los hechos siguen sucediendo
y la lluvia persiste en caer
en prolongar sus gotas demasiado adultas
demasiado ciegas para andar en la humedad
y una duda se eleva entre los rayos
calendario de sol
que desafía el verde rostro de los hechos.
¿Qué caleidoscopio reflejó los círculos del infinito
cuando el tiempo comenzó a tejer
el horizonte revelado de las aguas?
Hice eco
y no comprendo por qué los ojos con el grito
entumecieron los rostros.
Ah, Señor
déjame merodear tu cara y palpar tu cuerpo
déjame encontrar el vientre de tu sombra
entre arrecifes destinados a la extinción.
Sonríe tras los balcones del alma
—me dijo―
y queda entre el aliento de la lluvia
jamás verás apoyado tu corazón
en el invierno.
Dividido en tres partes, el libro agrupa obras nunca publicadas anteriormente, pues el galardón es entregado a cuadernos totalmente inéditos. El poeta construye su obra a partir de esas tres segmentaciones, tituladas Entrega del límite, Luz desde el fondo de mi ojo y La música de mis manos. De este texto ha expresado otro laureado poeta matancero, José Manuel Espino: «Libro bíblico que se torna conceptual en la agudeza de las imágenes. “Cuán difícil se torna la música de mis manos”, afirma Taboada en su poesía, que emerge como una isla, a la que también confiamos nuestra esperanza». Les propongo los versos de «Luz desde el fondo de mi ojo», parte Cinco:
No me arrepiento de los hechizos
quiero seguir en el bosque hasta encontrar mi nombre.
Quiero gritar donde se juntan las estrellas
donde el secreto se deshoja
y se pierde en un encuentro de palabras.
Quiero paz para aterrorizar mi lengua
que es una piedra cansada
un molino triturando el día
cuando parte callada a engendrar la hoguera
del hambre.
en toda mi aventura.
Quiero paz para mi fortuna en este Edén
donde encuentro el entusiasmo de los colores.
Déjenme solo
quiero seguir danzando hasta el final
y revolotear con mis manos la música que entra
a mis oídos.
Quiero paz, más paz.
Solo la luz llega después de tantas vueltas
hace una reverencia
insiste en romper alucinaciones
me arrastro y devoro como una serpiente
como una serpiente tengo que escapar
agitando la danza que fluye en la visión
y atravesar el linaje de los poderes.
Yo y la hierba
criaturas del rocío
triunfales en la esperanza
cruzamos la nube de los excitados
y aplaudimos.
De este volumen ha dicho el crítico y escritor Alberto Edel Morales:
aquí la palabra establece otra vez un nuevo principio del ciclo: fe de la palabra en el verbo, del verso en el cielo, del ritmo en las aguas del mar que bordea la isla. Mar interminable, eternamente recomenzando, más allá del límite brevísimo, ya rebasado, de todos los POS. Poesía la de Taboada que escapa a las definiciones, como escapa siempre el arte: ese equilibrio en los bordes del abismo.
Con una fraseología cargada de simbolismos, el poeta hace soñar a su público lector hacia adentro, en la búsqueda de su propia espiritualidad, a través de la interacción semántica con el mundo y la sociedad. No hay huellas que permitan discernir un ente fijo, etiquetable, una voz poética sexuada o marcada por peculiaridades deterministas: apenas se experimenta un profundo llamado simplemente humano en cada expresión. Veamos su «Paisaje interior, vuelo prolongado», parte Cuatro:
Heme aquí con mi locura
tranquilo miro otro paisaje
un marasmo diferente en las mismas calles y lugares
donde las vueltas se congelan.
Escuché cadenas
trinar de pájaros,
una luz se pierde por las ventanas quebrando
el horizonte
como un reflejo que penetra y arrasa con su poder.
Heme aquí dispuesto
con mis manos agitaré la danza de las cadenas
para que alcancen al tiempo lleno de murmullos.
No importa en medio del camino la sabiduría del secreto
me engañaron con la ansiedad del almanaque
cuando fui solo un simple mortal al borde del pantano.
Heme aquí y en todos los lugares
conquistando el camino en soledad
para ser, afortunadamente, muy pequeño.
Taboada posee en su haber otros textos de interés. La editorial El Abra, de su localidad, ha publicado sus títulos De cómo le robo al tiempo su derecho de amanecer, en 1994; Isla perdida en el tiempo, en 2001; Infield Hit, en 2003; Hart Crane: el poeta perdido en Isla de Pinos, en 2002; y Coordenada perfecta: un mapa político en busca de identidad, en 2011. Es autor, igualmente, de las antologías de poesía Donde el horizonte prohíbe lejanías (El Abra) y Sueños deformados (Áncoras), ambas aparecidas en 1996; también firma Aedas en el Estadio, a la luz por Unicornio en 2008. Invitamos a quienes se han extasiado con estas breves Espirales del alma que he extraído de su libro homónimo, a buscar y vivenciar la lectura de otras piezas literarias similares del autor.
Visitas: 79
Deja un comentario