¿Quién fue José de Jesús Márquez Valdés?, curioso autor con cuatro tildes en su identidad. Dígase a manera de presentación que fue un narrador y poeta cuya vida transcurrió casi enteramente en el siglo XIX, pues solo alcanzó a vivir dos años del XX y contaba para entonces una avanzada edad. No obstante, su producción novelística, su incursión en la narrativa de humor, su labor como bibliotecario, sus empeños lexicográficos, su hacer periodístico y muy variado campo de intereses culturales fueron señalados en su tiempo… aunque hoy nos resulte un desconocido.
Nació en La Habana el 15 de enero de 1837, o sea, hace por estas fechas 187 años. No podía ser pobre, pues hizo estudios en el Colegio de Humanidades, se graduó de bachiller y en 1851 embarcó hacia Nueva York para graduarse de ingeniero en esa ciudad. Tal posibilidad de superación permite pensar que, cuando menos, perteneció a una familia acomodada de la, entonces aún tranquila, colonia española. A su regreso a Cuba cinco años después, se dedicó a ejercer la profesión, enseñó idioma inglés y comenzó a expresar inquietudes políticas —léase separatistas— que motivaron su deportación a la Isla de Pinos.
Por algo más de 20 años —entre 1879 y 1902— trabajó de estacionario en la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País, donde se le recuerda por su participación en la preparación de los catálogos y el ordenamiento de los fondos de esa entidad, entonces la mejor dotada de libros en la nación y lugar obligado hacia donde los investigadores encaminaban sus pasos cuando requerían información bibliográfica o consultar fondos de la prensa periódica.
A Márquez Valdés se le reconoce su colaboración en la prensa obrera cubana. Fue fundador, junto a Saturnino Martínez, del semanario obrero La Razón, en cuyas páginas publicó una serie de trabajos sobre el tema «La imprenta y el periodismo», en 1878. Su labor en tal sentido fue más allá. Dirigió La Unión, El Sufragio y Los Sucesos, fue redactor del periódico La Aurora(pionero de la prensa obrera cubana), y colaboró en otras publicaciones: El Siglo, El Correo de La Habana, Revista Cubana, Ilustración Cubana, El Fígaro, La Habana Elegante, La Caricatura, El Eco de las Damas, El Revoltoso… En varias localidades del país —Guanabacoa, Cienfuegos, San Antonio de los Baños— dejó igualmente su impronta periodística, fuera ya como colaborador o director.
Pero queda otra faceta en la que Márquez Valdés revela su laboriosidad: la narrativa. Escribió novelas de costumbres, satíricas, de temas históricos. Citemos algunos títulos: Misterios de una familia (novela, 1869), Aventuras de un sordo (novela de humor, 1888) y Los hermanos del silencio (novela, 1896). Otras novelas vieron la luz a través de publicaciones periódicas, entonces muy leídas en el entorno familiar.
En las Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País se incluyeron textos suyos, e inédito quedó el Diccionario enciclopédico cubano, en tanto su Diccionario geográfico de la isla de Cuba se publicó póstumamente, en 1926, con introducción y notas del bibliógrafo Joaquín Llaverías.José de Jesús Márquez Valdés murió en La Habana el 22 de agosto de 1902. Y no podemos menos que admirar su laboriosidad, su interés por la cultura y preguntarnos si la memoria no ha sido cuando menos «desmemoriada» respecto a su persona.
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