«Cada vez tengo menos respuestas» —dijo una vez Juan Rulfo en una entrevista al argentino Martín Caparrós en 1982. Con esta frase el escritor mexicano lo había dicho todo. Fue sincero, nada codicioso y se autosilenció con dos libros: uno de cuentos; el otro, una novela, convirtiéndose así en un fenómeno de la lengua castellana y del boom americano.
Opinaba que los latinoamericanos estábamos pensando todo el día en la muerte, entonces por qué no recordar que el 7 de enero se conmemora el día de su fallecimiento, hace ya 35 años.
Este hombre apesadumbrado, pequeño, encorvado, de ojitos engurruñados pero agudos, enigmático, que odiaba el adjetivo; defensor, casi a ultranza, del castellano, escribió páginas donde el nativo era su personaje central y lo hizo, en su exagerado realismo, humano e imaginario.
Niño huérfano, criado en orfanato, podríamos decir que de ahí obtiene la atmósfera pesada, lúgubre de sus escritos: Pedro Páramo, El llano en llama.
Decía: «la literatura no puede actuar ni modificar nada, la literatura es ficción y si no es ficción no es literatura». Qué bueno que se equivocó, en parte, don Rulfo, pues su literatura transformó la visión de Latinoamérica al reconocer al indio y fue casi la antesala de eso que se llama realismo sucio. La belleza fue otra: la tristeza, el agachar del indio, la rajadura sobre el techo, el supurar de la herida. Habérmelo leído fue identificar el humanismo total del negro africano traído a estas costas a la fuerza. La pobreza habla en sus páginas, el viento, el fango entre las paredes de una iglesia.
«Creo en Dios, pero no en las iglesias» —afirmó. Podríamos comernos su calavera de azúcar, ponerle, a este hombrecillo, una botella de aguardiente en su tumba, el 2 de noviembre, Día de los Muertos, y esperar, quizás en vano, a que se emborrachara su espíritu, pues siempre vio a la calaca* de una manera natural.
Le gustaba fumar despacio, amontonar las cenizas sobre la palma de su mano, sin pensar que moriría de un cáncer de pulmón. ¿Pero quién quiere vivir para siempre cuando ya eres inmortal?
* Nombre de la muerte en mexicano.
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