En la mañana de este martes 30 de julio, la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) fue testigo de la entrega del Premio David 2024, lauro que tiene como objetivo promover a los escritores cubanos noveles que no tiene libros publicados y que en esta edición galardonó las categorías de Poesía, Novela y Cuento de ciencia ficción y fantasía. Cubaliteraria tiene el placer de compartir esta entrevista exclusiva que nos ofreció Karla Flores, ganadora en la categoría Novela, con su obra Salón de ensayos.
¿Qué te inspiró a escribir la novela?
La necesidad de contar lo que veía a través de mis ojos, mi cuerpo, mis emociones, mi experiencia. Yo me siento muy orgullosa de que mis primeros tres textos, con los que entré al Centro Onelio, sean hoy capítulos de la novela. Ya el escritor y Premio Nacional de Literatura Reynaldo González los había leído y me había dicho que ahí estaba el inicio de una novela, no un libro de cuentos. Desde ahí comencé a soñar con mi primera novela.
Por supuesto, esos escritos fueron transformándose a medida que los fui trabajando, pero el argumento, la esencia, es el mismo. Me siento orgullosa de eso. Cuando uno entra al Onelio es muy tentador abandonar esos primeros trabajos, por encontrarlos defectuosos. Yo no quise hacerlo. Sentía que tenía tres historias en las que los personajes eran los mismos, y de alguna manera, había una evolución.
Sin contarnos mucho sobre la trama, ¿cuáles fueron los mayores desafíos a los que te enfrentaste durante el proceso de escritura y cómo los superaste?
La novela estaba escrita en primera persona y, al beber tanto de mí, de mi realidad, sentí por momentos que los personajes se me desbordaban y ya no eran ellos los que hablaban, pensaban o se movían, era yo. Ese fue un cambio que me costó. Fue un riesgo, porque es sabido que el lector conecta de manera más rápida y directa cuando está escrita en primera persona, pero la tercera da la ventaja de los posibles saltos del punto de vista para dar así matices desde el pensamiento de los otros. Yo no quería que el protagónico llevara siempre la batuta.
El otro desafío fue que los personajes cobraran vida por sí solos. Porque el escritor se nutre de la realidad, pero tiene que crear otra. No puede ser la realidad tal cual, porque la realidad tal cual no es arte.
¿Qué mensaje o ideas quieres transmitir a través de tu novela y cómo crees que impactará en los lectores?
Me sentiría muy feliz y complacida si uno de los mensajes que llega a esos lectores futuros, es que la realidad puede intentar aplastarte, pero no siempre lo logra. Mi personaje protagónico es una muchacha joven, músico de academia, con inquietudes sexuales, que se hace preguntas existenciales, pero tiene una realidad que, hasta cierto punto, la aplasta. Vive en un edificio en peligro de derrumbe, el trabajo que tiene le gusta, pero no le alcanza para comer, y también ha sufrido abuso en el ámbito escolar.
Uno de los mensajes que me gustaría que llegara es que la realidad está ahí, y es muy tentador dejarse llevar por las circunstancias, pero uno no se puede dejar aplastar.
¿Cómo te sientes al haber ganado el premio David y qué impacto crees que tendrá en tu carrera como escritora?
El David fue un premio con el que estuve soñando desde que entré al Onelio y se me dibujó en la cabeza la idea de que podía ser escritora.
Yo soy músico, graduada de la ENA. Estuve trabajando durante tres años en la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro Alicia Alonso, pero por cuestiones personales me salí de ese mundo. Después de eso, me convertí en una persona cualquiera. Sin esperanzas, sin sueños, con un trabajo cualquiera. Hasta que entré al Onelio y pude volver a soñar. El Onelio fue vital.
Cuando yo me di cuenta que estaba ganando vista, que podía reconocer los errores en mis textos, en los textos de mis compañeros, comencé a soñar con el Premio David. Y ya cuando salió la convocatoria, la imprimí y la pegué a la puerta del cuarto. Cada noche antes de dormir miraba la fecha de entrega, 31 de mayo…
Si bien en algún punto, en medio del proceso creativo, arranqué la hoja y dije: «Que salga cuando tenga que salir», días después la volví a pegar porque ya estaba terminada. Luego comencé a mirar la fecha de premiación.
El David es un reconocimiento a nivel personal, familiar, profesional, de que puedo ser y hacer algo más. Me posiciona dentro del gremio de escritores y me da visibilidad.
¿Cuáles son tus planes futuros en cuanto a la escritura? ¿Tienes alguna idea o proyecto en mente para la próxima obra o todavía es demasiado pronto?
Este año ha sido muy bueno para mí. Fui primera finalista en el concurso El Dinosaurio, ahora el David, en septiembre comienzo la universidad en la carrera de Comunicación, estoy en un curso de edición. Siento que me estoy llenando de herramientas que me van a ser muy útiles, tanto en este momento como en un futuro, tanto como escritora, editora o comunicadora. Y, por otro lado, he leído muchísimo, alrededor de cuarenta libros en el último año. Han pasado a ser mis favoritos escritores como Dazra Novak, Abelardo Castillo, Luisa Valenzuela, Hernán Letelier, Carlos Montenegro, Manuel Puig y Pedro Lemebel.
Y sí, estoy trabajando en un nuevo proyecto, pero soy muy reservada en ese sentido. Cuando esté concebido, saldrá a la luz.
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