
La aventura cubana de Anna Pávlova, del escritor, crítico de danza e investigador, Santiago Rey Alfonso, es el título del libro, presentado en el contexto de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, y publicado por Ediciones Tablas-Alarcos, para beneplácito de los amantes de la vida y la obra de la excelsa ballerina rusa Anna Pávlova (1881-1931), quien interpretara con su personalísimo estilo el personaje de Giselle, esa perla del ballet romántico de todas las épocas y todos los tiempos.
El ballet ruso, así como la eminente artista euroasiática, se le presentaron al autor de ese texto durante su búsqueda afanosa por rescatar la memoria histórica de la danza universal. Tal fue el impacto que le causó en el intelecto y en el espíritu la polémica personalidad artística de la Pávlova, que se le escaparon las siguientes palabras: «a esa mujer hay que hacerle lo que se merece», porque ella fue (y es) un mito de la danza mundial
Lo que hizo trascender a Anna Pávlova no fue, precisamente, su técnica imperfecta, según los críticos de danza, ni los testimonios de aquellos que la vieron bailar, y que registraron sus impresiones en letra impresa, sino que —según el intelectual mayabequense— Anna Pávlova «[…] ganó celebridad y se reconoce todavía como la quintaesencia del ballet y la mejor Giselle de su tiempo, porque era una [primerísima] actriz, era sublime, tenía una maestría impresionante para disolverse en disímiles personajes».
Cuando Rey Alfonso comenzó su pesquisa acerca de la trayectoria artístico-profesional de la Pávlova encontró cinco biografías de la bailarina rusa, pero se desembarazó de la influencia de cuanto leyó. El objetivo fundamental que se propuso fue entender, atender y describir las circunstancias socio-económicas y políticas que condicionaron las presentaciones de la artista rusa durante 1915, 1917 y 1918, en la capital de la mayor Isla de las Antillas; país tropical caracterizado por el gansterismo y estremecido por los movimientos obreros y el enfrentamiento entre conservadores y republicanos (partidos políticos que por más de medio siglo se enfrentaron en las urnas electorales durante las elecciones a la presidencia de la República, al Senado y a la Cámara de Representantes).
Apoyado en ese conocimiento del contexto socio-histórico y político que signaron las presentaciones de la Pávlova en la capital cubana, el también historiador jaruqueño configura un relato básicamente fotográfico de aquella época, signada por los claro-oscuros, el mundo del espectáculo, los cubanos (mestizos únicos e irrepetibles, que viven, aman, crean y sueñan en nuestra geografía nacional, y se nutren del «ajiaco» multiétnico cultural que nos identifica como nación y como pueblo, al decir del doctor Eusebio Leal Spengler, 1942-2020, eterno Historiador de La Habana), las costumbres, el vestuario, los sucesos trascendentes o no, que marcaron pautas en la sociedad pre-revolucionaria.
Según Rey Alfonso, «no se escribe mucho sobre el ballet y cuando se hace no se pone en contexto [socio-histórico]». Y esa será la opinión de quienes se decidan a incursionar en las páginas de la obra La aventura cubana de Anna Pávlova, y que es, sin discusión alguna, su gran mérito.
Conforme con los hallazgos de la exhaustiva investigación bibliográfica y periodística realizada por Rey Alfonso para estructurar dicho volumen, descubrió que la Pávlova brilló, «a pesar de todos los pesares», en La Habana, Matanzas y Cienfuegos.
«La temporada en el Teatro Payret, en 1915, […] fue un éxito [y] en el 17, por ejemplo, coincidió su presentación con la Guerrita de las Chambelonas y la gente tenía miedo de salir [a la calle]. Esa aventura en la ínsula caribeña queda registrada en un documento que refleja fielmente la leyenda profesional y personal escrita por Anna Pávlova».
Por otra parte, habría que destacar la forma sui generis de narrar que identifica la prosa de Rey Alfonso, lo que convierte al texto —por derecho propio— en una joya de la literatura y la cultura cubanas y de un poco más allá de nuestras fronteras geográficas. Para Santiago Rey Alfonso, quien se ha dedicado en cuerpo, mente y alma al desarrollo de la danza en nuestro país, nada es más estimulante que ver nacer, crecer y llevar a puerto seguro La aventura cubana de Anna Pávlova.
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