La campana, periódico cultural de la provincia Granma, se presentó este fin de semana en edición especial por el aniversario 55 de la fundación del Museo Casa Natal de Carlos Manuel de Céspedes, justo cuando la publicación periódica está cumpliendo doce años de su primer número.
Presentado en el mismo sitio donde se estrenara el 30 de septiembre de 2011 en el portal de la casa natal del Padre de todos los cubanos por el fundador y director editorial, Edgardo Hinginio, el periódico vive una etapa de salida digital desde hace más de un lustro, afectando a los lectores que leen en formato tradicional impreso y la permanencia del periódico en instituciones culturales al alcance de todos para recibir información cultural o entretenimiento.
La campana tuvo su época dorada desde el año del lanzamiento hasta el 2017 con algunos altibajos, pero el equipo editorial se las arreglaba para hacer un número mensual y ¡salía! Así se dio a conocer en toda Cuba y era buscado y leído con fervor por granmenses dentro y fuera del archipiélago, así como gente del arte y muchos otros que mostraron interés, por la calidad en general del periódico.
Recuerdo que, desde 2012, en la Feria Internacional del Libro de La Habana, cuando comencé a acompañar a los escritores granmenses a la cita grande en el complejo cultural Morro-Cabaña, el periódico causó muy buena impresión por su factura y contenido, así como el desafío de la geografía desde los inicios, porque aparecían en las páginas textos de escritores e intelectuales de cualquier parte de Cuba, así como reportajes y entrevistas sobre acontecimientos culturales y personalidades sin distinción de fronteras provinciales. Así también recogía el acontecer puertas adentro de la provincia con fidelidad a los eventos que abordan tradiciones más autóctonas.
En lo formal está diseñado en tipo de hoja A3 para doce páginas y de manera eventual dieciséis, en ediciones especiales, dedicadas a eventos como la Fiesta de la Cubanía, los bicentenarios del natalicio de Céspedes, Perucho, Aguilera, el Che y Antonio Maceo, el beisbol Patrimonio Cultural, y a propósito del primer triunfo en la liga nacional de los Alazanes, oportunidad en que se imprimieron dos mil ejemplares a todo color.
Páginas adentro, el diseño tiene mucho para decir, el cuerpo original lo diseñó la joven Kenia Caridad Guerra Vega y lo han mantenido y enriquecido Yadamir Tamayo, Carlos Daniel Montejo, Carlos Bruzón y más recientemente Yaury Aliaga. Con viñetas y trabajo de fotografías y elementos visuales que dan frescura y ayudan a colocarse y entender. En la edición y corrección pasaron por la casa: el periodista Rafael José Rodríguez, el pedagogo Wilberto Joba, la filóloga Yamey Escalona, el escritor Abel Guerrero, el historiador Mario Cobas y más recientemente la pedagoga Marina Esturo.
Nada quedaba fuera de la plana: todas las manifestaciones artísticas tienen voz en las páginas, con secciones fijas: «Tintináculo» para cine, «El campanazo» como editorial, «Las campanadas» para la música, «El badajo» como sección de crítica, sin exceptuar el resto de las secciones donde también se puede ejercer esta, «La esquina de la cuartilla» para la literatura, «A rebato» para noticias más recientes, «De Primera Colada» para el espacio de homenaje a artistas y personalidades de la sociedad que aportan a la Cultura, entre otras.
La campana era la noticia en sí mismo. Esperado por cada institución cultural se distribuía por los trece municipios en bibliotecas, casas de cultura, museos, direcciones municipales y quedaban de los mil ejemplares de cada número, muchos para diversas presentaciones, desde el Centro Cultural Ventana Sur, hasta comunidades intrincadas de la Sierra Maestra, la costa o la extensa llanura fluvial, donde quedaba a buen resguardo en salas de televisión, escuelas primarias, círculos sociales y hasta en los consultorios del médico de la familia, donde funge como alivio al galeno, las enfermeras y los propios pacientes.
Testigo del tiempo, de efervescencia artística y quehacer cultural, allí quedan plasmadas todas las vidas posibles: los estrenos cinematográficos, el libro que sale oloroso de imprenta, la exposición de artes plásticas, el nuevo montaje coreográfico, las disquisiciones en torno al arte y la cultura, la Cubanía y otros temas profundos y necesarios. También la historia y el patrimonio cultural, los museos por dentro. Cómo se echa mano a cualquier género periodístico con preferencia a estilos literarios o a mitad de camino entre estos dos aliados: entrevistas, reportajes, crónicas, reseñas, artículos, noticias.
Las estrecheces económicas y alguna que otra incomprensión acerca del rol de un periódico cultural en la sociedad, a la hora de priorizar gastos, llevaron a La campana al mundo digital de manera cuasi exclusiva, así como se redujo drásticamente la emisión mensual y ahora tiene apenas tres, cuatro, cuanto más cinco números en un año. Sin embargo, sigue siendo un logro del que los intelectuales y artistas granmenses sienten mezcla de orgullo y dolor, porque ya es casi un adolescente el periódico, soñado, pensado, ansiado por muchos años y que bien ha cumplido con su cometido de ir marcando, con los gones mensuales, el ritmo de la cultura cubana desde el Oriente.
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