La sala de presentación Nicolás Guillén comenzó su jornada vespertina con la presentación del libro de John Illescas La dictadura del videoclip, por Iroel Sánchez, quien realizara el prólogo a la edición cubana.
Según comentó su presentador se trata de un libro muy valioso, resultado de una tesis doctoral, y posiblemente es la investigación más profunda sobre el tema en lengua española. No es un texto complaciente con la izquierda a pesar de tener un enfoque marxista, pero asume una posición crítica. Ha tenido tres ediciones en papel y una digital con una aceptación formidable.
Es un libro imprescindible para la educación en países como el nuestro, que pretende educar al público en la cultura audiovisual. Actualmente se intenta hacer la publicación por parte de la editorial Pueblo y Educación otro volumen con una temática afín, educación tóxica.
Jonh Illescas compartió su opinión acerca de la incidencia del videoclip a la hora de marcar estándares de moda. La mayoría de los videos en la web son clips. Esta masividad en el consumo de este contenido da al traste con la necesidad de colonizar al público a través de este recurso.
Sobre su libro Educación tóxica comentó que había pretendido ampliar su investigación y llegar a un estudio de cuánto tiempo pasa el público frente a una pantalla. Para él, el exceso de tiempo dedicado a estos productos incide negativamente, pues provoca bajo rendimiento en los alumnos y reduce su concentración, además de que el contenido está cargado de mensajes nocivos.
Illescas compartió estadísticas que corroboran sus planteamientos y promovió el diálogo y la reflexión con el público a través del desmontaje de varias diapositivas y videos.
Para él los artistas son cientistas del cuerpo. No solo venden su obra, sino su imagen para otro tipo de productos con los que no se involucran directamente. Así la industria condiciona y monopoliza, y los consumidores reciben mensajes que deforman y confunden sobre todo al sector más vulnerable, los jóvenes.
Pretende con su libro democratizar contenidos y alfabetizar al público . Y confesó sentirse a gusto con el interés del Estado cubano frente al fenómeno de la masividad del producto audiovisual.
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