Uno de los momentos de más esplendor dentro del programa de actividades del Salón Profesional del Libro de esta edición de la Feria del Libro fue, sin dudas, la conferencia del poeta Roberto Manzano. Bajo el título “La mejor forma de promover la poesía en los lectores cubanos (Tratamiento y realidad de la poesía como género literario de menor índice de comercialización)”, el escritor compartió algunas de sus ideas capitales sobre la poesía y algunos caminos e ideas para difundirla.
Sin embargo, como afirmó el propio ponente desde un inicio, más que todo, el encuentro fue una charla dirigida a despertar la sensibilidad, el pensamiento y las fuerzas telúricas del espíritu. “Vengo a hablar, sobre todo, como poeta”, confesó Manzano y así dio inicio a su intervención. Como cartas credenciales, el escritor refirió su amor por los libros y su admiración y entrega hacia la poesía y la literatura por ya más de cincuenta años de carrera.
Para ubicar en contexto su análisis, Manzano enumeró las causas por las cuales es posible afirmar que el mundo actual sufre de un galopante deterioro espiritual. “El ser humano se desmorona desde lo antropológico”, destacó, y consideró que la cultura, y dentro de ella la poesía, pueden ser los únicos antídotos viables contra este derrumbe. “Resulta imposible que la humanidad sobreviva a las destrucciones de hoy sin la poesía, sin la cultura”.
Detalló que una definición de la poesía debería incluir no solo la técnica, el lenguaje y la redacción, sino trascender esos espacios en busca de otros bienes capitales y más duraderos. “El poeta tiene que ser un constante receptor, trasformador y generador de imágenes. El arte tiene que integrar lo ético y lo estético, tiene que ser una amalgama entre el bien y la belleza. Esa es la poesía en mayúsculas”.
La condición humana como parte vital del poeta, y de su trabajo, fue otro de los valores resaltados en la intervención. “Lo que hacen obras de escritores como José Martí, como Antonio Machado o Miguel Hernández, además de excelente literatura, es universalizar la fraternidad. Se trata de que regresemos a la poesía como espacio que enaltece al ser humano y que lo hermana, lo hace mirar al otro, nos recuerda que somos todos iguales”.
En palabras dirigidas a la labor de los promotores culturales, el ponente apeló a la necesidad del conocimiento y lo imprescindible de poseer una cultura sólida. “El librero necesita un saber poético. Es imposible promover lo que no se conoce. Pero también es imposible promover lo que no conmueve. No logramos nada con gestos metodológicos, si no cultivamos la sensibilidad interior”.
El poeta recordó también que en el mundo actual hay un cúmulo de obstáculos, no solo contra la labor de promover la poesía, sino hacia la propia lectura. Las interminables pantallas audiovisuales, el ritmo vertiginoso de la vida y otros incentivos alienantes como el consumismo y el individualismo, son enemigos de todo aquel que promueve la cultura, expresó. “La idea de destruir al pueblo y convertirlo en masa para homogeneizar las visiones, es el mayor logro del neoliberalismo”, apuntó.
Una de las ideas sobre las que puso el énfasis el conferencista fue la oposición de la verdadera poesía a cualquier marco de opresión y dominio. “Puede que entren poetas, poemas y poéticas al reino donde domina el mercado. Pero la verdadera poesía no entrará nunca en esos reinos. La poesía nunca estará del lado del Minotauro, ni siquiera del lado de la espada de Teseo; la verdadera poesía estará junto al hilo de Ariadna, para ayudarnos a salir del laberinto”.
En suerte de resumen, Manzano aconsejó entregarse a la sensibilidad a la hora de promover la lectura de los géneros líricos. “Si quien promueve cuenta de sus propias conmociones al adentrarse en la poesía, ahí está el logro. Hay una energía que se comunica desde los libros de poemas, desde ese conocimiento profundo. El libro de poesía es un arca, un cofre, un depósito de cultura. El que lo promueve, dona ese conocimiento, esa emoción, ese estremecimiento del espíritu. Ese regalo es el que debemos revelar al público lector”.
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