Lionel Soto: “La Revolución del 33” (1977)
Este obra compendia importantes documentos expuestos en forma ordenada, se trata de una documentación reveladora de detalles del proceso mediacionista y contiene una valoración integral del momento político que condujo a la caída del gobierno de Gerardo Machado. Estamos en presencia del texto donde se examinan varios de los informes del embajador Sumner Welles al Departamento de Estado.
En uno de esos informes, Welles señala que no se podían hacer concesiones económicas o financieras hasta que no llegara a un entendimiento del rumbo político. Los documentos de Welles evidencian que en los partidos políticos oficiales se habían comenzado a experimentar cambios favorables a una solución negociada con las agrupaciones de la oposición; de ese modo dejaban de ser fieles al general-presidente Gerardo Machado. Se indica que la formula mediante la cual se convocarían elecciones en el otoño de 1934 fue aprobada por Machado y que la misma contaba con el respaldo del presidente estadounidense Franklyn D. Roosevelt.
Las valoraciones contenidas en el libro de Lionel Soto destacan el papel que desempeñó el movimiento obrero y revolucionario cubano en el proceso político de los años 30. Soto considera a la mediación como el factor incidental precipitante de la crisis revolucionaria que logró dividir internamente al gobierno, neutralizó a los grupos oposicionistas que se encontraban en la mediación y logró centralizar a las mejores fuerzas antimperialistas. Establece que Welles, después de los trágicos sucesos del 7 de agosto cuando el ejército ametralló a una multitud, procuró acelerar los pasos de la mediación pero que Machado se opuso tajantemente pues temía se produjeran consecuencias desastrosas para su régimen.
Soto considera que Machado logró maniobrar hábilmente para poner de nuevo a los partidos políticos a su favor, pero que el ejército finalmente le falló. Añade que el golpe de Estado de la armada irritó a Welles quien ya tenía una fórmula para reemplazar a Machado por el general Herrera quien estaba al frente del ejército.
A nuestro modo de ver, la obra de Lionel Soto, a pesar de sus reconocidos aportes, pudo redactarse de modo más sintético. Al propio tiempo contiene algunas afirmaciones demasiado categóricas las que debió demostrar con información más fehaciente. Por ejemplo, el autor niega que la huelga general concurriese de modo espontáneo y asevera que “fue una acción trabajada, premeditada, plenamente consciente del Partido Comunista”. De esta manera se opone al criterio de que la huelga no era mérito de ninguna agrupación en particular, aunque reconoce que “fuerzas políticas heterogéneas” se sumaron posteriormente al movimiento huelguístico. Por cierto en el texto, además del Partido Comunista, no nombra esas otras agrupaciones que intervinieron en la huelga.
Soto también emplea otro juicio categórico relativo al ejército en su conjunto, al que califica como títere del embajador Welles y afirma que sus miembros carecían de patriotismo por lo cual subraya que por su “bagaje ideológico y moral” era una institución antinacional. En ese sentido entendemos que el autor pudo ahondar más en este tema pues el ejército era una institución en la que se manifestaban distintas tendencias.
En otro orden de cosas, Soto no efectúa un análisis más íntegro del llamado “error de agosto” en que incurrió el Partido Comunista cuando decidió pactar con Machado el cese de la huelga general a cambio de ciertas concesiones. Entendemos que pudo ofrecer una interpretación más adecuada a la sentencia de Rubén Martínez Villena: “Un Machado debilitado es mejor que la intervención (estadounidense)”. El autor debió establecer cómo contempló el Partido Comunista la amenaza de una ocupación militar de los Estados Unidos a partir de información novedosa.
Enrique de la Osa: “Crónica del año 33” (1989)
A nuestro modo de ver, entre los aspectos novedosos de orden valorativo que aporta el autor, está el contrapunteo que sostiene con algunos de los argumentos de Lionel Soto. Aunque entendemos que de la Osa no confronta estas afirmaciones de Soto con una investigación a fondo que lo respalde. Sus aseveraciones, como actor de la revolución de los años 30, pone en evidencia la existencia de contradicciones que como único podrán dilucidarse, es sometiendo a análisis riguroso la documentación de archivos.
De la Osa, quien se adhiere a los juicios de Enrique Fernández, plantea que la huelga general fue espontánea y que sería un fraude histórico de cualquier persona o agrupación política atribuirse la paternidad de esa famosa protesta. Este autor aunque reconoce la voluntad de lucha y el carácter combativo del Partido Comunista, subraya que los comunistas ejercían una débil influencia entre las masas.
El autor, refiriéndose al ejército, utiliza unos testimonios del capitán Sosa y del teniente Morfi a la revista Pensamiento Crítico quienes establecen que su movimiento golpista contra el gobierno de Machado nada tuvo que ver con Welles aunque sí tuvieron vínculos con el Directorio Estudiantil. De esta manera se ofrecen algunas consideraciones necesarias que explican la acción del ejército si bien entendemos que resulta necesario indagar más en estos temas.
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