Para Greco Cid, entrañable amigo
«El beisbol es una parte inalienable de la cultura nacional,
es algo sobre lo que no albergo dudas. Desde sus inicios oficiales La Pelota,
como le llamamos nosotros, ha tenido un vínculo muy estrecho con la cultura».
Ismael Sené
Que este libro de Norberto Codina es un cajón de sastre nadie podrá negarlo. Lo es, sin duda y de manera obvia. Pero es mucho más. Su contenido es una apasionada apuesta por la pelota (o beísbol o beisbol, da igual), en la que caben, unidas, la memoria, la erudición, la pasión del investigador, el respeto por un deporte y, de manera muy relevante, las inextricables relaciones de ese deporte con las demás artes y con la cultura e identidad nacionales.
Se que a Norberto le apasiona la pelota desde su etapa infantil, me consta, porque compartimos la denominada Edad de Oro y desde muy pequeños fuimos juntos muchas veces al Stadium del Cerro (hoy Estadio Latinoamericano), a ver los partidos y luego lanzarnos al terreno a saludar a los jugadores, nuestros ídolos de entonces. Para mayor lujuria, nos afiliamos como fans a dos equipos enemigos mortales, Industriales y Orientales (aquí se pueden citar a varios equipos del este cubano). Ello denota que no todo podía ser perfecto en la relación del amigo con la pelota. Por supuesto, el industrialista es quien les habla, y el autodeclarado y autopromocionado fans de los segundos es Norberto, lo que comportó que, a partir de esa diferencia, la pasión personal de cada uno se incrementara con una rivalidad deportiva nunca desmentida.
Pero lo apasionante siempre juega con lo sabroso y este libro toca ambos conceptos (lo sabroso puede ser apasionante, aunque no siempre se da de igual manera en sentido inverso). Cuando el beisbol se parece al cine, título que busca un motivo editorial (recordemos que fue impreso por Ediciones ICAIC), es un libro que reúne toda la pasión posible por el deporte de las bolas y los strikes. Es impresionante la búsqueda bibliográfica, hemerográfica, de anécdotas y de la memoria propia del autor sobre el denominado deporte nacional, realizada por Norberto, y articulada con mucha eficacia. Esa rigurosidad ocasiona que el lector se sorprenda con hechos citados y anécdotas sumamente interesantes. El libro obtuvo hace tres años el Premio de la Crítica, lo que informa sobre su reconocimiento en el medio intelectual del país. En su versión impresa no fue posible incluir un grupo de anexos que sí aparecieron en la digital, Norberto puede referirse a esto cuando intervenga. De prosa eficaz y rápida, el autor articuló con amenidad sus historias beisboleras. Es un libro repleto de sorpresas.
Confieso que disfruté su sabrosura desde un primer momento, porque de la manera en que el autor hilvanó sus capítulos, así como por su contenido diverso y plural, no hay forma humana de que el lector pueda cansarse y ya sabemos que el tedio es el argumento más común para abandonar las páginas de un libro. Aquí hay un rosario de hechos abordados vivencialmente que animan al lector, así como referencias muy disímiles de la pelota con libros, personalidades tanto de la cultura como de los medios, y hasta del crimen organizado, que atrapan por su interés. Y es que, en el caso de Cuba, la pelota toca todos los aspectos sociales y es capaz de generar las sensaciones más disímiles del ser nacional. Específicamente a esa vinculación estrecha de la pelota con la cultura cubana el libro dedica los temas más sustanciales, lo que, ligado a lo bibliográfico y lo anecdótico, hace que su contenido resulte abarcador y apasionante. Es un libro sobre nuestra cultura e historia armado desde la perspectiva de un deporte.
Hablar de pelota es un divertimento generalizado y preferido entre los cubanos, como se sabe. Es delicado ocio que puede transformarse en tormenta. Digamos que es el dominio de todos, de los que saben, de los diletantes y de los que apenas conocen muy poco, pero se lanzan a decir algo, a agregar lo suyo. Probablemente sea el tema que más discusiones provoque en nuestra sociedad, aunque en el momento actual no me atrevería a arriesgar una afirmación como esa.
Sin embargo, hablar con propiedad, con la sabiduría del experto, con una suerte de summa de conocimientos que permita marcar la diferencia, eso ya es un asunto más serio. Y por lo general cuando se habla de pelota se cae, casi inevitablemente, en su vínculo con la identidad nacional. Esta, como se conoce, es un concepto en movimiento y como tal ha de pensarse, un campo que engloba al cultural. Es que la pelota y todo lo que ella connota nos llega a los cubanos amantes de este deporte (es decir, la inmensa mayoría) a través de los sentidos, otros dicen que la llevamos en la sangre, o en el ADN, en fin, es como la respiración vital. No solo se trata de estadios repletos y de la fiebre beisbolera reinante durante las series nacionales (asunto en grave y preocupante decadencia), o en las grandes competiciones internacionales, se trata de su pregnancia en el lenguaje, en las conductas y en la memoria acumulada del cubano; la pelota unida íntimamente a lo social y lo antropológico.
No pocos autores cubanos han realizado fructíferas incursiones en las interioridades de la pelota, muchos han dedicado excelentes páginas de investigación, periodismo y literatura a este deporte. Hace años, en carta a Roberto González Echevarría, el poeta Miguel Barnet concibió la pelota en varios registros: como manifestación de historia patria, como desafío político de Cuba al poder colonial español y como muestra de plena transculturación («¿Es que acaso el ajiaco de Fernando Ortiz iba a prescindir del deporte nacional?», le dice), o lo que es lo mismo, Barnet aprecia a la pelota como expresión insuperable del espesor de nuestra cultura. De manera que el libro que nos ocupa se inscribe de lleno en tales reflexiones y ejes axiales.
De regular a mal jugador de pelota y cuatro esquinas (eso que ahora se denomina Beísbol Five), Norberto pasó a ser un brillante fanático y ahora, autor de un libro sustancial que, desde su publicación hace un lustro, hay que situarlo entre libros clásicos como los de Roberto González Echevarría (La gloria de Cuba) y Félix Julio Alfonso (El juego galante: beisbol y sociedad en La Habana (1864-1895, ahora aumentado al título recién presentado), dentro de autores cubanos. Cada uno en su estilo, unos académicos y otros, como este, de sentido general acerca del juego, pero todos acuciosos y llenos de conocimientos, le rinden a ese deporte un gran tributo. Recuerdo en este instante a Ismael Sené, sabio beisbolero, amigo común y autor de otro libro sobre el mismo tema, cuando disertaba con pericia y conocimiento sobre pelota, también con igual pasión. Estoy seguro que Sené hubiera disfrutado como nadie del presente volumen. Norberto lo evoca con justicia, cariño y admiración en el libro.
A modo de una mirada que intenta reflejar la pasión norbertiana sobre el beisbol de manera integral, se puede añadir su infatigable trabajo, junto con Félix Julio Alfonso y Omar Valiño, para que el deporte se reconociera como Patrimonio Cultural de la Nación. Junto a ellos visité Palmar del Junco, el terreno matancero histórico y acudí a densas y aburridas reuniones que, finalmente, dieron término feliz a sus propósitos. Doy fe de que demostraron mucha tenacidad. El logro de esa tozudez de mosqueteros dio como resultado una merecida decisión institucional que rinde el más imperecedero homenaje a la pelota.
De manera que la relación de nuestro autor con el beisbol es añeja y sostenida, diría mejor que es orgánica, y se manifiesta lo mismo en una polémica deportiva cualquiera que en un empeño cultural llevado a término. Y les advierto de algo, cuídense de trabar con Norberto Codina una discusión sobre el beisbol, él siempre tendrá la razón.
Es bueno añadir que muchos de los relatos aquí reunidos formaron parte anteriormente del libro Cajón de bateo (2012) y del primer capítulo del libro El Pabellón de los amigos (2022), por lo que esta es la tercera ocasión en la que el autor publica sus ideas sobre el tema, las que siempre han formado parte de sus conversaciones en tertulias y charlas bipersonales, pues la pelota siempre ha estado y está entre sus temas coloquiales favoritos.
No puedo concluir estas palabras con otra expresión que no sea la de recomendar su lectura y felicitar nuevamente a Norberto por Cuando el beisbol se parece al cine. En su investigación y escritura puso lo mejor de sus conocimientos sobre la pelota, recuerdos imborrables y una pasión que lo identifica.
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Sobre el beisbol, Cubaliteraria publicó en 2023 la reseña «Beisbol y nación en Cuba, una cartografía del deporte nacional desde su surgimiento hasta nuestro días», de Jeiner Martínez Oliva, sobre el texto Beisbol y nación en Cuba, de Félix Julio Alfonso, título galardonado con el Premio de la crítica Científico Técnica ese año y que puede descargar en formato PDF y epub en nuestro portal.
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