Para Emilio Ballagas, poeta camagüeyano, ensayista excelente y cultivador del Neorromanticismo, una de las voces líricas más sobresalientes del siglo XX cubano, escribir era un acto de fe, maravilloso y religioso.
Nacido hace más de un siglo, el 7 de noviembre de 1908, en su poema «Nocturno y elegía», Ballagas explica su elaboración cómo un acto mágico:
Cuando al acabar el poema y leerlo en voz alta en el silencio de mi habitación advertí que cada estrofa constaba invariablemente de siete versos. Más sorprendido cuanto que el siete es un número cabalístico y yo fui nacido en día siete. Esto pertenece a lo que puede llamarse lo mágico en el poema. Lo místico cala más adentro.
En una carta a Juan Marinello, fechada el 24 de junio de 1933, Ballagas le expresa: «La prosa cada día me seduce más con sus dificultades y porque (sin matar el alma) se puede poner en ella más técnica que en la poesía. Cuando llegue a ser dueño de una prosa no desearé nada más».
En 1934 apareció por primera vez su Cuaderno de poesía negra, que forma parte de los estudios que realizó acerca de la llamada poesía de este género. Al respecto dio a conocer, además de este trabajo, otros títulos relacionados: Poesía negra española (1941), Situación de la poesía afroamericana (1946) y Poesía afrocubana (1951), a los que se debe agregar su Antología de la poesía negra hispanoamericana (1935) y su Mapa de la poesía negra americana (1946).
Ballagas opinaba que el poema tenía textura y llenó con ella cada rincón íntimo de sus versos mezclando el Romanticismo exagerado y el Positivismo y Realismo latentes en su tiempo. Es, así, un pensador de su entorno, un político con el don de la ligereza y la intersección de la muerte.
Comparado, alguna vez, con Heredia, hoy en día este prolífero escritor cubano, es poco conocido y tiene influencia de voces líricas inglesas y francesas. Historia, leyenda y poesía es una muestra de su elegante periodismo cultural. También incursiona en la dramaturgia al escribir guiones.
[…] ¿Y cómo tejer sin hilo? ¿Cómo pescar peces en el aire? ¿Cómo inventar palomas de la nada? –Son estos problemas de la nueva poesía. Me diréis que más bien parecen tópicos de magia que de poesía. Y contestaré que eso debe de ser –eso es– la poesía. Le interesa saber lo que las cosas son en esencia pero sólo para transfigurarlas en el sentido literal religioso del vocablo. Hay que ir a la nueva poesía provistos de la varita mágica […].
Explicar la magia de la poesía, fue su propósito, que trató de cumplir. Lo cierto es que entre sus papeles fue encontrado un ensayo inconcluso con el título: «Necesidad del cielo», el cual, pudiera ser una señal del sentido que Emilio Ballagas le otorgó a la poesía como extensión de lo contemplativo en lo religioso.
Nocturno
¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre. Déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.
Tú me ofreces su frente en medialuna
(Medialuna de carne),
Sus labios (pulpa en sombra)
Y su perfil al tacto…
(Mañana mi derecha
Jugará a dibujar su contorno en el aire.)
¿Cómo te llamas, noche de esta noche?
Dime tu nombre, déjame
Tu santo y seña
Para que yo te reconozca
Siempre
A través de otras noches diferentes.
¡Y que pueda llamarte gozoso,
Trémulo,
Por tu nombre!
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