Este 25 de mayo en horas de la tarde, el espacio mensual «Jueves de arte y literatura» —coordinado por la Editorial Arte y Literatura en el Centro Hispamoamericano de Cultura—, dedicó la jornada a conversar sobre la novela romántica europea, con el narrador, ensayista, profesor de arte y destacado intelectual cubano, ganador del Premio Razón y La Gaceta de Cuba, Francisco López Sacha.
Gertrudis Ortiz, Tula, comunicadora de la editorial, moderó este espacio en el que el público disfrutó de una conferencia de lujo en la que López Sacha explicó que el nacimiento del Romanticismo se le adjudica al británico William Shakespeare, considerado padre putativo del movimiento en la literatura por las tragedias humanas que representan sus personajes conflictivos, de complejidad psicológica, sentimientos fuertes y dramáticos que les llevan al amor pasional y al suicidio, movidos por sus ideales.
Definió al Romanticismo como un movimiento esencialmente nacionalista, que buscaría reflejar la cultura propia y proclamar la independencia de los países donde se desarrolló. Puso como ejemplo de gran revolución romántica en Europa a La Revolución Francesa, que plasmó en su arte y literatura problemas antes despreciados por la burguesía.
El intelectual destacó, además, los momentos más emblemáticos de la literatura romántica en los diferentes contextos, de la mano de autores como Goethe, Pushkin o Stendhal, enmarcados con mucha fuerza dentro del movimiento.
López Sacha señaló que en Cuba la tendencia romántica nació con José María Heredia, quien fuera, además, el primer romántico en lengua española, incluso antes que en España. En él se evidenciaba otra característica del Romanticismo: la mirada hacia la naturaleza, destacando su poema «Oda al Niágara».
En la novela los cambios más significativos, comentó, se dan cuando el Romanticismo «mira atrás», y se nutre de la cultura popular europea, comenzando por Alemania y esparciéndose por otras naciones como Francia o España. Como novelas plenamente románticas mencionó, entre otras El rojo y el negro y La cartuja de Parma de Stendhal, e Ilusiones perdidas y Papá Goriot de Balzac, en las que sus personajes son movidos a enormes sacrificios por sus sentimientos de amor.
Como parte de este movimiento se rescata el género cuento de la mano del estadounidense Edgar Allan Poe, y hace que se vuelva tan denso como la poesía. Poe aprovecha el cuento para hacer estudios sobre los problemas sociales, la conducta y psicología de la sociedad en la que vivía. También destacan los cuentos del francés Guy de Maupasant.
En una etapa ya avanzada del Romanticismo resalta la colección de poemas «Las flores del mal» de Baudelaire y, como «canto de cisne» antes de morir, según definiera López Sacha, la obra teatral Un enemigo del pueblo de Henrik Ibsen, que culmina con la contundente frase, que sigue claramente los principios del Movimiento: «El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo».
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Con información del perfil de Facebook de la Editorial Arte y Literatura
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