Dejo para el final el asunto del instinto racial en el poemario. Este ya se había intuido en su entrega anterior. Todo empieza, diría yo, por el asomo de la sensualidad en intelectualizados detalles y, en cuanto a sexo, la pulsión hacia lo prohibido.[i] Así emana a través de elementos complementarios que el enunciador no es una persona blanca, porque varias veces ejemplifica con el imaginario blanco que no es el de él,[ii] porque enfatiza que existen seres de cualquier color y ocasiones para los de cualquier color. En tal sentido no demora en mostrar en sus poemas la tentación secreta que, según él, el hombre negro ofrece a las mujeres blancas:
Algo, no mucho
Hoy es día de algo abierto y veo bandas jóvenes contrarias
Hembra y varón.
Un olor a ropa nueva e imitada
Peinados imitados, goces.
Pero sobre todo mucho ras,
Mucha superficie hundiendo.
Yo mismo llevo «weres», uno carmelita.
Luzco bien, logro impresionarlas.
Ellas son blancas, bajan la cabeza
Como si estuvieran apenadas con sus madres
A las que hace un momento
Desearon mal. (p. 27)
Esta idea bien puede ser un antecedente de lo que nos espera en ese texto seriado y polémico que es «No invitadas» donde se evidencia la semantización de las partes del poema con sus respectivos exergos, poema que repite sus estrofas con diferentes lemas. ¿Estos lemas ayudan a comprender el mensaje cada vez, que es solo en relación con ellos? Aquí ya se nos habla a las claras de la pulsión que experimenta la «persona del discurso» hacia las mujeres blancas. ¿Esta pulsión hacia las mujeres blancas la justifican, la motivan estos lemas en el cuerpo del poema, del discurso? ¿Habla de la tentación que significan las mujeres blancas para el hombre negro, como una especie de fetiche? ¿Y de la incapacidad de las mujeres negras de comprender esta pulsión? Todas estas interrogantes solo me sugieren una respuesta: el hablante lírico está atrapado, es íntimo partícipe de los conflictos que narra con la misma ingenuidad que cuenta o nos da parte de sus dotes angélicas.
Resumiendo los elementos a través de los cuales el poeta alcanza más bien lo coloquial en particular simbiosis con otros aspectos de matiz culturológico resaltan: La creación de metáforas a partir de nombres que designan descubrimientos tecnológicos, con el mismo recurso que son creados por el pueblo: analogías por función. Lo nuevo es creado a partir de una ardua combinación de lenguaje coloquial y elipsis. Se coloca el vocablo del habla popular sin transiciones entre la idea poética elíptica y la frase abiertamente coloquial.
La presencia de referentes musicales que han ayudado a formar la peculiar ‘filosofía’ del autor: Procesos de semantización y resemantización de las palabras, la utilización de vocablos extranjeros dotados de una peculiar sonoridad, la introducción de la nota absurda con referencias a hechos muy concretos en espacios llenos de anhelo de absolutos. Y cito:
la mayoría yo creo
que en definitiva
lo que quiere es vivir
Siempre quisimos vivir/ Todos queremos
y se arrepienten.
Las trabajadoras en particular
sueñan que en las tardes
pueden montar bycicles / biciclos
Y se arrepienten.
Ciertas aliteraciones dan un son al enunciado, así como algunas reiteraciones, en lo que pudiera estar la huella guilleniana de la que habla el ensayista Walfrido Dorta, una reescritura a nivel gestual. Y si a eso agregas palabras que suenan populares, pero que son casi completa invención del autor quedan fragmentos como este:
Mercados Verdaderos
Entonces (porque solo fue «entonces»)
Alemanes, españoles / italianos y franceses
Comenzaron a llorar. Era una lloradera lita,
Que no tenía bruces / cruces, y menos cobalese
(que no sé qué puede ser, hablando sinceramente). (p. 61)
Novio antes de España
Y parece que era cierto porque comenzó llover
Pero las personas, iban ya montadas.
Comencé a ducharme (una de las cosas que hago bien)
Pero las mujeres, realmente, eran muy cansadas.[iii]
La presencia del diálogo y el tono impredecible de la conversación llena al mismo tiempo de misterio y accesibilidad el discurso del poeta. Debemos reparar que el poema «novela» es cantado-leído por el autor en forma de rap. Asistimos aquí a la mezcla perfecta de elipsis y ambigüedad repuntada con frases coloquiales.
Cuando leo algo escrito por Ismael González Castañer recuerdo aquella idea esbozada por Tolstoi en que decía que poesía es todo con excepción de los documentos empresariales y los libros de texto. Pues en obras de su autoría a menudo encontramos el reclamo de la autosuficiencia de la construcción poética o literaria. Semejante tema aparece tratado en su libro Disfuerzo,[iv] que en consonancia con tal título, hace gala de atrevimiento, cinismo, pudibundez y valor al mismo tiempo. Allí se manifiesta, como en los buenos libros de poesía, «la elección y el gusto personal como elementos decisivos de la creación artística, la inclusión de todo tipo de lenguaje como material poético, la función de la crítica en la creación, y el peligro y la necesidad de contención verbal y emocional como un modo de fortalecimiento interior frente a la agresión externa o frente a las propias oscuridades».[v] En este tercer libro del autor la conciencia de una vida limitada por «una apetencia de bienestar»[vi] insaciable que sabe que no vendrá, le da un sello a la vida del poeta y al conjunto, como al cuello marcado de la res, aunque el espíritu intelectual describe el juego en que participa también mirando desde lejos, sonriendo de no ser arrastrado por el interés. Es el testimonio encantado del desasosiego contemporáneo, de ese no futuro en que se cierne nuestra imposibilidad de desarrollo, el testimonio encantado del desencanto, donde advierte la violencia incontenible e imperceptible de las relaciones humanas. Se detiene, como solo él sabe hacerlo, en «los paraísos» de la infelicidad y con el halo imprescindible que toman las palabras en su enunciación poética. También aprecia la armonía de la conciencia de la gente común, aunque prefiera su delirio sensitivo: es desazón, inercia, pero vertida con misterio, con imaginación, que se convierte aquí en instrumento de ser original en el mundo —a veces el deseo de la felicidad es el delirio y el delirio ya es serlo—. Porque se comprende la certeza como misterio, aquí se logra la poesía cuando reconoce, con buena parte de la imaginación de que es capaz, que el mundo no es mejor por los propios hombres y por él mismo, que es uno de ellos. Y la imposibilidad de entenderlo queda como misterio.[vii] En tal dirección, e intentando mostrar la diferencia, algunos poemas tratan del goce espiritual y su trascendencia en los seres y las cosas para lo cual emplea más de una vez la metáfora del «sol» en su sentido de gloria, espiritualidad, iluminación, o lo que en su envés también significa vanidad o idealismo incompatible con la realidad;[viii] o una manera contemporánea de expresar el afán de absoluto y nos confiesa que, nada llegará más lejos que la autoconfianza, la que conquistas por ti mismo, por la idea elevada que tienes de ti.
En toda la poética de Ismael y en Palabra de Mumford, de la Colección Arco Tenso en Selvi Ediciones hay una provocación del reino de la metáfora a la que se le canta y canta como cosa sagrada. Y puede haber metáfora hasta el desconsuelo.[ix] Entonces en tal reino ocurre el delirio y el bien, el delirio y el mal, cánticos que bendicen las metáforas del mundo, y ascienden poemas como monedas, medallas, medallones de la metáfora, de vidas, de cosas, devenires. En el uso de este procedimiento destacamos el poema «Imitaciones» que muestra hermosos pedazos de identidad, y que es lúdico e identitario a la vez, además de que pudiera ser el ars poetica del autor. Porque, como en todo su universo poético, en este libro hay una utopía, un universo a conquistar que no solo parece y es nuevo, sino que hasta lo acompañan nombres nuevos, o palabras creadas que nos hacen recordar a Gadamer cuando decía que un poema no es más que una palabra pensante en el horizonte de lo no dicho. Y abundan los poemas de poética que pueden dar pruebas del delirio conducente o con fondo, es decir, un horizonte.[x] O constituirse en series que repiten sus asuntos siempre en gradación, que poetizan frutos de lectura, construyendo, a su manera lúdica, una exégesis. Algunos tratan del marco receptivo de su poesía que también lo vuelve a inspirar, así se establece un círculo proteico, animista, nunca jamás vicioso, con visos y rasgos de intertextualidad.[xi] Tales textos subrayan la capacidad creativa del escritor hasta llegar a aquel que reza, a manera de culminación del cuaderno:
REACCIÓN ANTE LA PALABRA CONIÉ
Mañana comenzaré a ser yo mismo de nuevo y otra vez. Estoy sentado en el mañana tranquilo ejerciendo.[xii]
Donde se afirma la ludicidad o recurrencia (identidad) —igual y distinto— de su estilo, y donde el propio yo siente el sabor de su permanencia, el poder del verso que nunca acaba. Un misionero que fracasa, un delirante que progresa, un rupturista que se conecta solo secretamente con la tradición, un discurso que se repite como juego: «verdad y mentira, a la vez / responsabilidad y no-responsabilidad», [xiii] pero llegando a los intersticios de la retórica poética con mucho pie y con mucha calma, eso es lo que teníamos en esta poesía. Tenían razón sus primeros azarosos comentadores, pero no descubrieron que el mensaje había cambiado de destino.
[i] Existe también un instinto, un interés por la mujer, las mujeres como personajes fuertes, enigmáticos, curiosos, trágicos, independientes.
[ii] Hay unos hombres que ellos mismos construyen sus casas.
Los adornos, y los materiales, fueron conseguidos
Al modo furtivo
Y a la manera subterfugiada, mi Amor.
Mi Amor, la manera de Aquí.
También, uno mira «aquel Blanco» la termina más amplia
Y menos laica
Como en los grandes tiempos que han sido para Ellos.
«Esperando las 10: 00», p. 45.
Y contestaste con la hipocresía
de la Revolucionaria blanca
ante la Revolucionaria negra:
«la Blanca»
atenta y fruncida
pero jamás convencida
frente al RELATO.
«Nunca fuiste a una fiesta con nosotros» p. 53.
[iii] La Misión p. 25.
[iv] Ismael González Castañer. Disfuerzo. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2012. Véase sino el poema «Un problema literario»:
A una de las clases de Fabienne, respondí:
Uno escribe en sentido figurado algo que ustedes deben
Ver en sentido recto.
Entonces, surgió el problema literario:
Si el poeta compone en sentido figurado, ¿por qué el lector
Tiene que aprehenderlo en sentido recto? (p. 80)
[v] Olivia de Miguel. Prólogo a Pangolines, unicornios y otros poemas, de Marianne Moore, Editorial Acantilado, Barcelona, 2005, p. 16.
[vi] Frase referida en un juicio sobre la poesía del poeta perteneciente a Alessandra Molina, y recogido por el autor en el poema pórtico de este libro: «Cada parte enriquece al resto a partir de tres temas que nunca serán abandonados: el amor, una apetencia de bienestar que avanza sin falsos escrúpulos hacia las metáforas del dinero, y la creación artística». Ver, p. 5
[vii] Aunque hay varios poemas que refieren tal temática. Véanse especialmente «El mundo está mejor que nosotros», «Poniente» y «La niña me pregunta», una especie de poema paternal que alberga la esperanza por la criatura que se colma de atenciones —asunto clásico—, pero también la duda ante la ingratitud de los seres en los tiempos que corren. O «Demente», que es como un desengaño contado a través de objetos materiales e imágenes cotidianas que están en función de proteger el cuerpo, y ya no lo volverán a hacer, y «Los últimos sentimientos» que versa sobre el incierto destino o la tierra fatal.
[viii] «Yo dormía, no nos preocupaba el sol»: «De la muralla». «Cuando tuve esa fiereza con los ogros/ se me apareció la luna siempre/ la luna y el sol. / A nosotros nos preocupa el sol»: «¡Como sabes tú de gente…». «Ahora quiero contarte este día muy tipo de sol»: «La noche no me ha dicho…». «porque no habrá destino/ Ahora voy a contarte este día de sol»: «El desván». «porque el río es la piedra/ la piedra es el sol/ el sol/ convertido en el cielo lleno de la esfera»: «Solo es Lunes».
[ix] Véase el poema «Disfuerzo», p. 51.
[x] Consúltese «La —positiva— fuerza expansiva…» y «Pul», pp 18 y 19.
[xi] Consúltese «Nómina de huesos-Vallejo», texto que opera como resumen de lo expuesto en el libro en sus diferentes poemas o tesituras, y también conserva su carácter independiente. Texto recuento y anticlímax, p. 69.
[xii] IGC. Ob. cit, p. 68.
[xiii] «Primeros conceptos». Mercados Verdaderos, p. 11, Editorial Unión, La Habana, 1997.
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Ver también: La poesía de Ismael González Castañer. ¿Cultura, coloquialismo o marginalidad? (I)
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