La Semana Literaria, revista cubana del siglo XIX, estuvo dirigida al público femenino habanero y aparece por primera vez en 1845, pero no hay precisión exacta acerca de su cierre, aunque se supone que fue en septiembre de 1848. Todo parece indicar, según Carlos Trelles, que la dirigió Joaquín García de la Huerta, de quien nos dice Francisco Calcagno en su Diccionario biográfico cubano:
En la Semana Literaria colaboraron Rafael María de Mendive, Cirilo Villaverde, Antonio Bachiller y Morales y Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre otros importantes autores. Lo cierto es que en ella también aparecieron trabajos traducidos de Lord Byron, del abate Constant y las Memorias históricas y críticas de F.T. Palma, sobre el arte de declamar,traducidas por Manuel González y aparecidas en La Habana en 1848. La revista publicó un artículo —inédito, según se indicó en esta publicación (¿?)— de Chateaubriand titulado «Elogio a los médicos». En sus páginas también vieron la luz textos sobre Donizetti, Mendelssohn y una sección titulada «Revista habanera», que apareció por primera vez el 1ero de julio de 1847. En esa sección se hizo una interesante reseña, sin firmar, que llevó como título «Chinos» y que expresaba la curiosidad que sintieron los habaneros de la época ante la presencia de esos asiáticos en Cuba. La noticia, por supuesto, tiene hoy una determinada significación, en tanto los chinos constituyen uno de los componentes de nuestra nacionalidad:
Otra de las noticias de esa interesante sección que fue «Revista habanera», en especial para los que se interesan por el urbanismo, la música o la historia local de la vieja Habana, es esta referida a Guanabacoa. Llamo la atención al lector sobre el tono humorístico, más bien sarcástico, de los titulares que acompañan las reseñas:
Al estar dedicada a las damas, en las páginas de la revista aparecieron trabajos de diversas temáticas con títulos como «De las cualidades que constituyen el mérito de una mujer» y «De la religión y su influencia sobre las mujeres». Estos textos tenían como firma «Por una señora». El tono de aquellos escritos no era otro que la exaltación de las virtudes femeninas en el hogar, la supuesta vocación de la mujer de ser una buena esposa algo que solo quedaba demostrado a partir de la más absoluta sumisión al esposo y a los hijos varones. Por supuesto, no faltaban los tipos de lecturas que madres, esposas e hijas debían realizar. En un trabajo «Sobre el matrimonio», carente de firma, se refería a cómo debía ser la mujer dentro de la institución matrimonial en lo que a la distribución de los bienes y disciplina hogareña se trataba. Solo a ella le correspondían el orden y el equilibrio de la casa:
En otro trabajo con el insistente título de «Consideraciones sobre el matrimonio», también anónimo, se expresan estos ideales para los que estuvo concebida dicha revista:
La importancia de esta publicación es innegable para una amplia gama de estudiosos de temas de historia, relaciones entre los sexos, literatura, entre otros, pero también para aquellos —pocos, por cierto, hasta el presente— que indagan sobre la historia de las publicaciones periódicas en Cuba.
[1] Francisco Calcagno: Diccionario biográfico cubano. Establecimiento Topográfico de Néstor Ponce de León, Nueva York, p. 297.
[2] «Chinos», en: La Semana Literaria. Imprenta de M. Soler, Habana, 1847, t. I, p. 28.
[3] «Guanabacoa», loc. Cit., p. 145.
[4] «Sobre el matrimonio», loc. cit., p. 13.
[5] «Consideraciones sobre el matrimonio», ibíd., p. 40.
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