«A 140 años de publicado, leer Ismaelillo sigue siendo una de las fiestas mayores que la literatura castellana nos ofrece», así concluyó Carmen Suárez León el panel que organizó la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) para conmemorar el poemario de José Martí.
Para la investigadora del Centro de Estudios Martianos, el autor recuperó antiguas formas métricas (el romancero, la seguidilla y los romancillos) y los modernizó desde el ritmo y la sonoridad. Puso a dialogar los antiguos registros lingüísticos con vocablos coloquiales y humildes de su contemporaneidad.
De ese modo, el sujeto lírico logró expresar, como nadie lo había hecho hasta entonces, «las complejas relaciones intersubjetivas del padre con el hijo en un contexto moderno». De hecho, es una obra única que, al decir de Martí, no se parece a lo demás que había escrito, porque fue como «la visita de una musa nueva».
Por su parte, la poeta e investigadora Caridad Atencio señaló que el título en cuestión inició la poesía modernista en lengua española. En cada uno de los versos, explicó, se evidencia la madurez del pensamiento martiano y se reconocen relaciones intertextuales entre la literatura de varias épocas.
Mientras Caridad insistió en la simbolización que contienen las expresiones de Ismaelillo, Carmen Suárez se refirió al modo en que el autor logró expresar una gran diversidad de estados sicológicos.
Con quince composiciones, el libro de versos publicado en 1882 «abre ante el lector la posibilidad de estudiar también un cuerpo de textos martianos que echan mucha luz sobre la historia de su propia escritura», sentenció Suárez.
A continuación del panel, la Sección de Literatura para Niños y Jóvenes de la UNEAC dio a conocer los ganadores del premio La Rosa Blanca 2022. En la categoría Texto en Literatura se otorgaron dos lauros: uno a Cuatro amigos, de Nelson Simón (editorial Cauce) en el apartado infantil, y otro a la obra A Puerto Blanco no llegan las lluvias de Carlos Zamora (Editorial Gente Nueva) en la división juvenil.
Mientras que en materia de Ilustración en Literatura Infantil se premió el libro álbum Lazarito y el mar, de la autoría Leo Regal, ilustrado por Osvaldo Pestana, Dariee Valle y Noel Cabrera. Asimismo, se otorgó mención a El conejo que vivía en un sombrero, de la escritora Celima Bernal, con diseño de Raúl Martínez. Y en la categoría de Ilustración Juvenil, premiaron a Madame Butterfly en versión de Gretel Ávila con ilustraciones de Osvaldo Chong y Ernesto Chávez.
El jurado, compuesto por el artista de la plástica Abenamar Bauta y los escritores Ada Zayas Bazán y Geovanys García, destacó la calidad de los títulos en concurso y convocó a las editoriales cubanas a participar en próximas ediciones, por lo importante que resulta para la literatura para niños y jóvenes.
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