La vida de tomada de María E ilustra la época y la sociedad en que ha sido creada esta obra; del cálido sentido del humor que inunda estas páginas emerge, de manera natural, la cotidianidad cubana. Con una prosa breve y lúdica se describen circunstancias frecuentes que identifican a los lectores con sus personajes y, al mismo tiempo, contribuyen a otorgar credibilidad a lo increíble.
La autora consigue acertar desde el primer relato, estableciendo puntos convincentes y conduciéndonos a través de sus personajes, en los que descuella la figura femenina, por asuntos como la religiosidad popular, la familia, la amistad y la emigración, entre otros. La galería de personajes que desfilan por estas páginas nos incita a leernos estas historias de un golpe.
En María E, personaje protagónico muy bien diseñado, se hacen patentes el ateísmo y la rudeza de la vida, al ser deslizado por situaciones como las narradas en el relato «De jue. A dom.», en el que comparece desesperada y acompañada de su madre, ante la barajera, cuyo altisonante nombre nos hace reír al repetirlo: ZAIDA BÁRBARA CRISTOBALINA DE TODOS LOS SANTOS DEVOTA, a pedirle ayuda para encontrar el paradero de sus hijos, que se los ha llevado el padre. Los métodos adivinatorios utilizados por la barajera divierten a los lectores, que son seducidos por las estratagemas de la autora que, adueñada del destino de las mujeres, propicia la eficacia de Zaida… y mediante la adivinación de ella, las angustiadas mujeres pueden localizar a los niños.
Laidi nos lleva, desde mi perspectiva, a donde se propuso: la risa, la ternura, pero también a la compasión, que se hace evidente al conducirnos por situaciones sociales adversas como es la separación de la familia, la emigración, las vicisitudes que enfrenta la madre soltera, la mujer, para educar y alimentar a sus hijos. Incluso a los abuelos, representados en la figura de la madre María E, personaje que nos permite vislumbrar, la vejez en nuestra sociedad.
«De Perla y Nácar», otro de los relatos que conforman esta obra, es recibido como una metáfora de las situaciones absurdas a las que nos enfrentamos en nuestra cotidianidad. Narra, con cierto componente teatral, una reunión de mujeres en la que la religiosidad popular está presente. En esta historia nos enteramos, después de una fuerte discusión de ateísmo y religión con su amiga, que María E es atea. Es decir, la protagonista acude a la religión a causa de sus conflictos, en busca de esperanza, consejos, no por una educación religiosa ni fe en deidades ni dioses. Es la típica cubana que se acuerda de Santa Bárbara cuando truena.
Tema que nos servirá para abordar en un análisis más profundo la manifestación de la conducta religiosa en la sociedad cubana.
El relato «Orgullo habanero» cuenta, de manera muy original y simpática, las vicisitudes de una anciana y sus incontables intentos fallidos de suicidio. A través de estas hilarantes situaciones la autora va narrando sobre La Habana y sus dificultades y, de ambas cosas, de manera desvaída y contigua, se puede extraer la realidad cotidiana.
«Aunque tú» y «El hombre de Nimes» traslucen las temáticas de la emigración, la violencia de género, las relaciones familiares y, sutilmente, este último relato hace alusión a las jineteras. Uno y otro están contados desde el humor, con una fina ironía y, en algunos casos, cierta lírica.
La vida tomada de María E es una sucesión de relatos con una estética muy particular que revela, con notable sentido del humor, momentos perentorios de la sociedad cubana. Y aunque este formidable libro nos saque una sonrisa, en cada historia subyace la angustia del personaje femenino bajo un surtidor de ideas y alusiones a temas comunes, entre ellos, las tragedias por la que transita la sociedad cubana, la separación de la familia por la emigración.
Laidi descarna la vida cotidiana para disolverla en sus parodias, que constituyen su apego a ciertos valores y convicciones que amenazan con ser arrasados. Son, en principio, el entramado de una búsqueda de la verdad, la espiritualidad y ciertos códigos de conducta; es una ficción entrañable, fiel a su sociedad, a La Habana que la inspiró.
La vida tomada de María E es el sitio donde, además, se gesta gracias a la ductilidad y el audaz estilo que mueve su pluma, una verdadera crónica. Y la mejor prueba de ello está en la cronista capaz de despertar solidaridad y emoción, la cronista de nuestra época, que Laidi es hoy. A ella agradezco estas páginas, por inducirnos a creer que la vida, aun en medio de las dificultades, merece ser vivida.
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