Presentar a Pedro Pablo Rodríguez con pocas palabras resultaría imposible: Doctor en Ciencias Históricas, investigador, profesor titular, periodista, miembro efectivo de la Academia de Ciencias de Cuba, Premio de la Crítica y Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas, Premio Martiano de la Crítica Emilio Roig, pero sobre todo un hombre sensible.
Es uno de los estudiosos que más sabe sobre Martí, ello quedó reflejado en el espacio Libro a la carta, que dirige el periodista Fernando Rodríguez Sosa, y que esta vez, acompañado de Pedro Pablo Rodríguez, se dedicó al aniversario 167 del natalicio del Apóstol.
Siempre me interesé por la historia, narró Pedro Pablo, y me llamó más la atención cuando leí sobre la Segunda Guerra Mundial y comprobé que había diferencia en las narraciones. Fue al terminar el bachillerato que el investigador cubano se decidió por la Historia.
Para él trabajar las fuentes, contrastarlas, hurgar, sobre todo, en archivos antiguos, le es apasionante, todo un misterio, pues no sabes qué encontrará. Trabajar la documentación exige avivar la mente.
Recordando al más universal de los cubanos, Pedro Pablo Rodríguez, habla del reto que es confeccionar y dirigir la Edición Crítica de las Obras completas de José Martí, una tarea que comenzaran Cintio Vitier y su esposa Fina García Marruz.
El colectivo que trabaja en este proyecto es exquisito y tienen como primicia tratar de mantener el texto de Martí lo más original posible, pues es difícil desentrañar al maestro, ya que hay que aprender a leer su grafía.
Martí aprovechaba el papel de un modo desesperante –comentó Rodríguez– tiene neologismos por centenares, porque le gustaba aprender del lenguaje que se va transformando, ese que enriquece la gente que «habla mal». La forma de decir de cada pueblo hacía que él inventaras sus palabras y las colocases en sus escritos.
Hizo un pequeño homenaje a Gonzalo de Quesada quien fuera el primero que acopió y transcribió a Martí, porque lo que no quieren es traicionar al Héroe Nacional, por eso está escrito con sus palabras y cada una de ellas, casi, los ha llevado a una historia.
No solo ellos han trabajado en esta empresa sino personas de todas partes del mundo que han donado y han fotocopiado, con su propio dinero, materiales para hacérselos llegar.
Para conocer a José Martí –dijo– sólo se puede hacer de una manera: leyéndolo. No importa que en el camino se encuentre una palabra extraña. Si se detiene para saber su significado, está bien, pero sino se hace también, siempre habrá en ese trayecto algo que estará dirigido a ese lector y lo conecte. Quien tenga sensibilidad será tocado por él porque siempre se dirige al alma humana, con un serio sentido ético.
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