«Un buen crítico apunta bien y siempre da en la diana». No creo honestamente que, en la lengua cervantina, haya una frase martiana que caracterice —con tanta precisión y exactitud― la excelencia profesional que distinguiera al crítico y ensayista Enrique Saíz de la Torriente (1941-2022), autor del libro de ensayos Las palabras precisas, publicado por Ediciones UNIÓN, y que ahora reseño para evocar la sagrada memoria de tan ilustre intelectual habanero, a quien conocí en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y tuviera el inmenso privilegio de honrarme con su valiosa amistad.
Los ensayos incluidos en dicho volumen, y muy bien fundamentados desde los puntos de vista teórico-conceptual y metodológico, pero con un lenguaje accesible al lector, y un vuelo poético-literario subyacente, así como una marcada proyección ético-humanista (un quehacer que lo identifica en el universo de la crítica y la ensayística en la mayor isla de las Antillas y mucho más allá de nuestras fronteras geográficas.
Dichos materiales, verdaderas joyas de esas disciplinas humanísticas, devienen un recorrido in extenso por obras y autores de la literatura y la cultura universales, y no fueron concebidos para que integraran un texto académico o de otra índole, sino para contribuir —decisivamente― a la difusión de la obra artístico-literaria de esos creadores a través de interpretaciones críticas, en las que coloca sobre el tapete sus rasgos más distintivos y perdurables.
Las valoraciones críticas recogidas en ese libro han sido el resultado lógico-racional de lecturas que, inicialmente, no tenían el propósito de transformarse en otra escritura, pero, con el discurrir del tiempo, surgió la necesidad imperiosa de comunicar y divulgar esos conocimientos y, en consecuencia, reunir en un volumen ese conjunto de prosas reflexivas.
Aunque parezca un hecho paradójico, Saíz de la Torriente ha incluido en su obra nombres consagrados (José Lezama Lima, Cintio Vitier, Fina García Marruz, María Zambrano, Paul Valery, entre otros), con otros que no lo son… y quizás nunca lo sean, pero hay una realidad incuestionable: Las palabras precisas, a las que se refiere el título, son —sin duda alguna― las de hombres y mujeres que cultivan la poesía.
Con la lectura serena y analítica del ensayo dedicado al ilustre autor de Paradiso, Saíz de la Torriente puso en las manos de este cronista las herramientas teórico-conceptuales y metodológicas para poder comprender y entender los intersticios de esa genial obra de la literatura cubana y universal, sino también los valores éticos, estético-artísticos, humanos y espirituales en que –básicamente- se sustenta Paradiso. Esa es una deuda de gratitud que este escribidor tiene con la sagrada memoria de tan eminente crítico literario.
Recomiendo la lectura serena y profunda de Las palabras precisas a los amantes de la vida y la obra de Enrique Saíz de la Torriente, quien puede mostrar al cielo, con legítimo orgullo, su obra intelectual acabada.
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