Por segunda vez la Feria Internacional del Libro de La Habana, en su 32 edición será escenario del Encuentro Políticas Públicas a favor de la Lectura que, gestionado por el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura (OCLL), resume la voluntad del Instituto Cubano del Libro de fomentar alianzas estratégicas entre los países del Alba, el Centro Regional para el Fomento del Libro y la Lectura en América Latina y El Caribe (CERLALC) y otros estados de América Latina, en aras del desarrollo de un ecosistema lector continental más coherente, proactivo, innovador y con visión de cooperación inclusiva en los más diversos ejes de trabajo.
Una política pública es aquel proyecto o actividad que cualquier Estado diseña y gestiona, a través de su gobierno o una administración pública, tendente a satisfacer determinadas necesidades de una sociedad. Puede haber políticas de vivienda, de urbanismo, de patrimonio, de Salud Pública, así como políticas educativas, de Bienestar Social, referentes a la economía o políticas de medio ambiente, de familia, de transporte, de inmigración o la tan mencionada política exterior.
También las políticas públicas conllevan acciones, legislaciones, campañas, manejo de presupuestos auditables y generalmente son promulgadas por determinada entidad gubernamental en asociación con alguna fundación privada o diversidad de instituciones.
En realidad, las políticas públicas nunca son inamovibles sino que siempre se van gestionando desde el seguimiento y evaluación de sus acciones y determinados indicadores medibles en tiempos, espacios, en logros concretos o impactos, que vendrían a ser como la respuesta de la sociedad (o algún sector específico de ella).
Desde 1959 existe en Cuba una política a favor de la lectura fundamentada en concebir esta práctica cultural como un bien público que enriquezca la vida de los ciudadanos desde su infancia y desarrolle sus capacidades intelectuales, cognitivas y éticas, en sinergia con la apuesta por el derecho a la educación, la cultura y la superación personal.
Desde los primeros años de la Revolución hasta hoy, el estado ha venido subsidiando la producción anual de novedades y reimpresiones de unos 185 sellos editoriales y también apoya la lectura con la aplicación de una política comercial encaminada a favorecer que el precio promedio del libro per cápita descienda de año en año.
Con una larga data, la Feria Internacional del Libro de La Habana es un evento subsidiado por el estado. Significa el momento del año en que los productores de libros cubanos y extranjeros concurren a un espacio histórico para encontrarse con sus públicos. Si durante todo el año el libro es financiado, la producción nacional va a la feria con notables rebajas de precio que estimulan la compra para potenciar la lectura. Hay libros excelentes cuyo precio baja al valor de un peso, otra oportunidad para el público lector.
Una prioridad de la política cubana a favor de la lectura es actualmente el Programa Nacional de desarrollo del libro digital en Cuba (PNDLDL) que sustenta Cubaliteraria y cuya prioridad es la asesoría a diseñadores, programadores o quienes intervienen en el proceso técnico del libro. El desarrollo de un ecosistema digital responde a la crisis frente a las carencias materiales y el alto costo de los insumos editoriales.
En el caso de la cultura (o específicamente en el área del libro) los objetivos de las políticas se hacen medibles a mediano o largo plazo pues, el impacto deseado casi nunca es inmediato ni muy tangible, sino que significa una acción prospectiva hacia el futuro.
El seguimiento puede darse a partir de los plazos de un cronograma o el resultado parcial de acciones que tributen a la política y que en cada caso se ven con mirada dialéctica. Se parte desde algún diagnóstico previo y el establecimiento de indicadores concretos que requieren de constante medición o fiscalización.
Las políticas públicas suelen tener varios momentos. Comienzan con la configuración de la agenda, la propia formulación de la política en sí, la toma de decisiones o la adopción, la implementación, el período de evaluación y el mantenimiento de la política desde la medición de sus indicadores y evolución hacia otro momento.
En el área editorial muchas políticas públicas del continente son finitas a corto plazo (y no llegan a dar resultados) porque algunos estados cambian los gabinetes que las promulgan y esto ocasiona que cuando la política aún no ha dado sus primeros frutos, puede ser desestimada y se suele acometer la aprobación de los presupuestos para otras que más tarde llegan a sufrir el mismo destino.
Un organismo como el CERLALC, centro categoría 2 de la UNESCO, trata de acompañar estas políticas relacionadas al ecosistema continental del libro y la lectura desde su gestación hasta su desarrollo, evolución y, en el mejor de los casos, conclusión o resultados.
La labor de orientar, enseñar a evaluar y dar seguimiento, es decir, la capacitación en torno a las políticas y sus efectos en un conglomerado humano, es uno de sus principales ejes de trabajo del CERLALC en la región, ya sea en cuanto a una política legisladora, de derecho de autor, de fomento de librerías, apoyo a bibliotecas, entre otras tantas instituciones.
Un buen ejemplo de esta acción se da en la red de Coordinadores de Planes Nacionales de Lectura, Redplanes que existe desde hace dos décadas (fue creada en el 2003) y cohesiona a los responsables de las políticas de lectura de cada miembro de la organización.
Redplanes como red enfrenta similares retos que las políticas públicas en los respectivos países, sobre todo porque a veces no existe la continuidad de los ejecutores de las políticas, o estas cambian tras unas elecciones, lo que significa para CERLALC, un nuevo acompañamiento según el caso, la constante coordinación y reorientación de las acciones y la socialización de las experiencias más positivas, estables o eficaces de estas políticas en cada estado miembro.
Justamente por esas razones, como parte del Salón Profesional del Libro, uno de los espacios más connotados de la Feria de La Habana, se dedicarán tres días al II Encuentro de Políticas Públicas a favor de la Lectura que pretende socializar entre los asistentes una serie de iniciativas foráneas y otras del patio, en aras de que sean fuente de experiencia, conciliación de intereses y posibles acciones de cooperación en ámbitos bilaterales o multilaterales.
Libro y Lectura se debaten hoy por sobrevivir en un mundo en crisis, donde el empoderamiento de la cultura sufre reveses todo el tiempo, víctima de las secuelas de los focos bélicos, los efectos de la globalización y las tendencias neoliberales y una creciente inflación que desfavorece a una industria tan costosa como la editorial, acentuada su crisis justamente por falta de alianzas, de cooperación internacional, los pesados aranceles y el desconocimiento del «otro», que reviste dimensiones alarmantes, pues existe incluso entre países fronterizos y hasta de la misma orientación social.
Favorecer el estímulo de nuevas alianzas, hacer circular el acervo literario de las naciones, rescatar las esencias de su patrimonio intelectual, propiciar estrategias de cooperación internacional y de salvaguarda de las lenguas y literaturas autónomas, son algunos de ejes de la agenda temática de este segundo encuentro, que sigue muchas de las ideas propuestas en sucesivas reuniones de Redplanes.
La Feria internacional del Libro de La Habana abre sus puertas a un encuentro de este tipo cuyas intenciones se proyectan no a la reunión en sí, sino a las estrategias futuras que permitan pensar en algún posible reordenamiento del ecosistema, sobre todo en países, sectores y entidades con un mismo ideal de fomentar un valor tan ancestral como la lectura y devolverle su dimensión de bien público para amplios sectores de la población, en aras de su crecimiento espiritual y humano.
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Tomado de 32 Feria Internacional del Libro de La Habana
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