Hace un año, durante la pasada edición de la fiesta literaria cubana, la presencia en Cuba de la escritora colombiana Laura Restrepo (1950), supuso el broche de oro para el evento, cuyo país invitado de honor había sido Colombia. En aquella oportunidad conversamos largo y tendido sobre su labor periodística que devino en literatura comprometida y militante –Historia de un entusiasmo (1999), Delirio (2004; Premio Alfaguara de Novela), Hot sur (2012), entre otras novelas–, así como una experiencia de vida apabullante, resumida en aquella entrevista para el diario Juventud Rebelde.
«Aún queda mucho por contar», me atreví a titular aquella charla reveladora con una creadora muy preocupada por el mundo que le rodea, siempre con una reflexión en el tintero y un texto pendiente de publicación sobre temas urgentes. Está claro que no me equivocaba. Laura Restrepo regresó a Cuba durante la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana, de la mano del sello editorial Arte y Literatura, en lo que supone su primera publicación con una editorial cubana. Se trata de su novela más reciente, Canción de antiguos amantes, publicada por Alfaguara, originalmente, en 2022.
Llega para los lectores cubanos una de las últimas peripecias de la autora que ha viajado por disímiles escenarios, para luego contar distintas experiencias humanas: algunas vividas en primera persona, otras vistas a través de los ojos, las heridas, la realidad calamitosa de otros. Así le sucedió cuando viajó, junto a la ONG Médicos sin Fronteras, a la zona del cuerno de África, en el golfo de Adén, en pleno conflicto en Yemen. El resultado es un retrato de gran parte de lo que se está «viviendo» en un conflicto enquistado durante años que ha llevado a una grave crisis migratoria.
El tiempo ha pasado desde aquel viaje, desde la primera edición de la novela y la situación no mejora. El mundo es un auténtico hervidero de peligros que no amainan: Ucrania, Gaza, la crisis climática, el auge de la ultraderecha en el mundo, son apenas algunos de los actuales retos que amenazan la estabilidad global y las vidas, los derechos, de millones de habitantes. Ahí está puesto el foco de la literatura actual de Laura Restrepo.
Estamos en un momento de desconcierto tan grande —comenta la escritora en un diálogo con El Cañonazo—, han sucedido hechos tan ajenos a lo humano, como este genocidio del que nos tocó ser testigos. Eso parte las aguas. Ya no hay inocencia en nosotros, ya no hay ingenuidad. En la novela preveo una especie de fin del mundo que ahora se confirma con lo de Gaza. Estas son acciones de aniquilación, frente a las cuales tenemos que poner todo nuestro ser, inteligencia y voluntad para impedir que eso siga pasando, para buscarle caminos a la vida y frenar esos caminos de muerte que nos quieren imponer.
Canción de antiguos amantes es una doble historia de amor en un contexto al borde del colapso, lo que me hace pensar en ese margen que tiene el ser humano de no cansarse de buscar la salida ¿Dónde cree que queda en este momento el optimismo, la búsqueda de esa ventana?
Queda en primera plana. Esa es nuestra herramienta: la solidaridad, la compasión con los otros seres humanos, la incapacidad de hacerles daño, porque los sabemos nuestros iguales. La mayoría de los habitantes de este planeta tenemos una tradición de amor, núcleo familiar, respeto por los ancianos, sentimiento de protección hacia los niños. Sucede que tenemos que buscarnos entre todos los pueblos a los que están dejando al margen, para apoyarnos y generar una nueva cultura de la resistencia, una gran cruzada a través del amor en defensa de la vida. Es una misión grande, que no se queda en un país aislado. Por primera vez, tenemos una clarísima noción a nivel masivo de que aquí, o todos en la cama, o todos en el suelo. Nos salvamos todos, o no se salva ninguno.
Después de tantas vivencias, años de profesión y formas de documentar la memoria frente a tanta violencia ¿Usted tiene miedo del futuro que le espera a la humanidad?
Creo que tenemos que cambiar nuestra forma de vivir y concebir la existencia. Viene una época de resistencia a fondo. La crisis climática es un ejemplo. Vengo de España, un país que se está secando. Son cambios brutales y solamente la solidaridad nos permitirá sobrevivir. Entonces, creo que se nos abre una etapa donde ya no podemos estar tranquilos, hay que estar alertas y dispuestos a buscar una salida a la vida, aunque nos la bloqueen.
Luego de una vasta obra literaria con más de diez novelas publicadas y una extensa labor periodística, Canción… es su primera novela publicada por una editorial cubana ¿Vendrán más propuestas por el camino?
Ojalá, me encantaría. Vamos a ver cómo reaccionan los cubanos con esta, si la sienten propia. Si algún pueblo puede entender esta novela es el cubano. Este pueblo ha sido asediado durante mucho tiempo, muchos han tenido que migrar y el bloqueo es una sanción brutal. En definitiva, espero que este libro les haga sentir algo y los seduzca también la doble historia de amor que ocurre, que se metan en la trama y vean qué pasa con esos enamorados antiguos, la Reina de Saba y Salomón, así como con los contemporáneos, un joven que va en busca de esa reina y lo que encuentra es una partera somalí. Es esto un homenaje también a los médicos que trabajan en esas zonas sin descanso alguno.
En nuestra conversación anterior me explicaba sobre el sonido, musical y espiritual, de su literatura. Ahora me pregunto, ¿a qué suena Canción de antiguos amantes?
Pienso que uno tiene derecho a tener maestros y guías de cosas que ya se hicieron. Hay un texto bíblico que a mí me parece de los más bellos que se ha escrito: El cantar de los cantares. Ese libro sagrado tiene todo que ver con la Reina de Saba y el Rey Salomón. Se dice que está escrito por Salomón y parte de la leyenda dice que era para ella. Entonces, yo he querido que ese bello texto erótico, cósmico resuene detrás de esta Canción… y tenga el sentido de que esas olas de migrantes no son solo un problema de crisis humanitaria. De alguna manera, hay una resonancia cósmica en el afán de esas personas de buscar horizontes, de echar adelante, buscar un lugar donde la vida sea posible para los hijos. Esa búsqueda de vida por parte de las olas migrantes son una gran canción de amor.
Hace poco ha estado en Egipto y Turquía, muy pendiente de lo que ocurre en Gaza y su población. A sus 77 años, usted sigue siendo la misma aventurera de siempre, ¿por dónde seguirán esas aventuras?
Ya estoy buscando el regreso a la Patria, después de años lejos. Me parece que es necesario estar en América Latina ahora. Tiene todo el sentido. Si vamos a prepararnos para ese periodo de profunda resistencia, América Latina es el sitio desde donde se están dando unas voces de alerta sobre lo que ocurre en el mundo hoy. Así que toca estar aquí, con mi gente, todos juntos.
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Tomado de El Cañonazo no. 10
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