«Yo hubiera querido ser historiadora». Esta fue una de las primeras confesiones que realizó Perla Rosales, Directora General Adjunta de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), invitada muy especial a la tertulia «Contar La Habana», conducida por el periodista y escritor Ciro Bianchi y que tiene por sede la librería Fayad Jamís, en la céntrica calle Obispo.
Este encuentro tiene como propósito dialogar con personalidades y profesionales que han dedicado parte de su vida a enaltecer y defender la capital cubana. Entre anécdotas y reflexiones transcurrió esta cita con Rosales, una de las primeras arquitectas que estudió en la Unión Soviética.
La Directora Adjunta de la OHCH recordó cómo comenzó a laborar en la Empresa Militar Ignacio Agramonte de Camagüey, para luego arribar a La Habana, en septiembre de 1995, a la Empresa de Restauración de Monumentos de la Oficina:
Yo llegué directo a pie de obra y comencé precisamente con algo monumental; se trata de la Casa del Marqués de Arcos, una casona excepcional dentro del conjunto de la Plaza de la Catedral y de la ciudad toda (…) Esta edificación se distingue de otras de su tipo por su notable altura, la gran portada de entrada por la calle Mercaderes que abarca sus dos plantas y su monumental caja de escalera, y por sus valores históricos, arquitectónicos y urbanísticos posee Grado de Protección I.
La especialista recordó como en esos momentos se reencontró con uno de sus profesores, el arquitecto Orestes del Castillo, quien fungía como asesor del Doctor Eusebio Leal Spengler: del Castillo le dijo una frase que ha mantenido como premisa en su labor: «Las casas hablan, tú tienes que interpretarlas».
Luego vino la intervención en el Castillo de La Punta, también complejo. La restauración de esa obra tuvo muchos retos, confesó Rosales, quien fue proyectista general de la edificación; por ejemplo, con el objetivo de rescatar las verdaderas dimensiones de la fortaleza se removieron 30 000 m³ de material, creando de esta manera un falso foso donde se localizaron evidencias histórico-arqueológicas que hoy se muestran como testimonios de la evolución del sitio.
«Todo esto me hizo estudiar el patrimonio y, sobre todo, aprender de ese gran hombre que es Euesbio Leal», sentenció Perla, recordando, asimismo, otros grandes proyectos como la Iglesia Ortodoxa Rusa ―a cuya inauguración asistió el General de Ejército Raúl Castro Ruz― y la restauración del Capitolio Nacional que lideró el Historiador de la Ciudad de La Habana y que llevó adelante un equipo multidisciplinario de expertos patrimonialistas.
Sobre este último trabajo, Perla Rosales recordó cómo el Capitolio se encontraba en un grado de deterioro avanzado y el peliagudo rescate, parte por parte, de sus instalaciones. Con la monumental restauración finalizada en medio de los festejos por el 500 aniversario de la fundación de La Habana, el magno edificio se convirtió en la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular; y actualmente muestra sus mejores galas, destacándose en la distancia la cúpula dorada, sobre la cual vuelve a resplandecer la linterna cada noche. Esta fue una ejecución a la que no dejó de asistir día tras día el Doctor Leal.
Otro momento evocado fue la realización del Centro Fidel Castro Ruz, una institución al servicio del conocimiento y divulgación de la historia revolucionaria de Cuba, inaugurado el 25 de noviembre a propósito del quinto aniversario de la desaparición física del Comandante en Jefe. La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, liderada por el Doctor eal Spengler, asumió las obras de restauración de la casa en el año 2018, y aportó con sus ideas a la conceptualización del centro.
«Leal escogió el equipo de trabajo y batalló por este lugar porque para él, para todos, Fidel es un país y era la manera de que gente no solo de Cuba sino de cualquier parte del mundo se acercara a su legado, a sus ideas», sentenció.
Durante toda la conversación un nombre siempre salía a relucir: Eusebio Leal Spengler. Todo el sentir de Perla Rosales se constata en estas palabras:
Leal fue un padre para mí, un maestro. Él fundó una escuela donde tuvo miles de alumnos. En lo personal, él me dio alas para volar, para hacer mi propio camino. Ya enfermo, él me pidió: «Únanse. Es la única forma de mantener nuestro proyecto». Y eso es lo que he intentado y logrado, lo que hemos intentado y logrado.
Leal siempre seguirá siendo el centro de todos nosotros. Su espíritu nos acompaña. Ahí está su obra, su proyecto social intacto con los adolescentes, los abuelos, con Cultura entre las manos, con las residencias protegidas. Por él tenemos que perfeccionar cada vez más lo que tenemos, lo que ejecutamos, gracias también al apoyo gubernamental.
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Tomado de Habana Radio
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