Siempre que se habla de La Habana y de literatura en una misma oración, el nombre de Eliseo Diego debe ser mencionado, más en el año de su centenario.
Durante este 2020, varios han sido los homenajes que en la capital cubana se realizaron en honor del poeta, coloquios, charlas, y la colocación de una tarja en las afueras de su casa natal (ubicada en la calle Compostela, en La Habana Vieja).
Su infancia transcurrió en las afueras de la capital, en Arroyo Naranjo, y los viajes que realizaba para llegar al centro fueron la inspiración para su primer libro de poemas: En la Calzada de Jesús del Monte.
Así lo recuerda su hija, Josefina Fefé Diego:
Por aquellos años, la única vía para llegar a la ciudad era atravesando la Calzada de Bejucal, la que, en cierto tramo del camino, adoptaba el nombre de Calzada de Jesús del Monte, hoy, Avenida 10 de Octubre. Esa era la ruta que recorría el pequeño Eliseo cuando sus padres iban a la ciudad. La Calzada está, prácticamente, en ruinas. Pero hace casi un siglo, en la década de 1920, la antigua Calzada de Jesús del Monte era una avenida elegante, con casonas señoriales, llamativos vitrales y portales sombreados y amables.
(…)
En la Calzada de Jesús del Monte ha sido siempre el poemario preferido de sucesivas generaciones de jóvenes lectores y lectoras, en Cuba y en muchos otros países. Quizás, decía papá, porque había sido escrito justamente por alguien como ellos, por un joven enamorado, lo que hace que se reconozcan en sus temas, obsesiones, temores y alegrías.
A pesar de que estuvo listo cuatro años antes, la primera edición del volumen se presentó en 1949; sin embargo no fue hasta el pasado año, con motivo del 500 aniversario de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana y gracias a la Colección Sur Editores, que se reeditó nuevamente.
Considerado como un clásico de la literatura hispanoamericana, en las palabras de dedicatoria, el Premio Nacional de Literatura dejó plasmado que se trata de un texto que dedico a la amistad, estas son unas palabras dichas por la tarde a unos amigos —para sabernos mejor la conmovedora belleza de este mundo—. Su escritura no es sino un ardid para engañar al tiempo, y que dure un poco más el eco suave».
Vea también:
- Eliseo Diego: cien años de literatura (I)
- Eliseo Diego: cien años de literatura (II)
- Eliseo Diego: cien años de literatura (III)
- Eliseo Diego: cien años de literatura (IV)
- Eliseo Diego: cien años de literatura (V)
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