Para el equipo de trabajadores de la Biblioteca Provincial 1868, de Bayamo, incentivar la lectura entre niños, adolescentes y jóvenes es una prioridad. Para ello, desarrollan diversas actividades dentro y fuera de la institución, para acercar los libros y autores a nuevos públicos y lograr conquistarlos.
La biblioteca en el barrio, ¿quién lo diría? Miramos esa institución casi sagrada con respeto. Sitio donde hay que guardar silencio y ser correctos, sin embargo, en pleno siglo XXI hay que salir a «cazar» lectores en los barrios.
El colectivo que dirige la joven Yanuris Andino se propone llegar a las comunidades urbanas y periurbanas de la Ciudad Monumento Nacional, con propuestas atractivas para los más pequeños en edad escolar e ir detrás de púberes, adolescentes y conquistar la juventud tan díscola y dada al mundo virtual, los tik tok, las redes sociales y los videos cortos o Reels.
Dura es la competencia del libro impreso en este minuto frente a la tecnología, pero las muchachas de la casa matriz del sistema de bibliotecas públicas en Granma no entregan aún las armas.
Cada semana arman un escenario, esta vez, en el parque del reparto Ciro Redondo, sorprendieron a los niños que montaban los «aparatos» y fueron atraídos con las narraciones orales del profesor Ramiro Borrero Pérez —llamado el poeta— y la periodista Diana Iglesias.
En versos y en prosa, los creadores invitados, aliados de la biblioteca 1868, contaron, con imaginación y gracejo, historias de animales, de humanos, e interactuaron con los chicos, absorbidos durante casi ¡una hora!, ¡todo un récord!, en la magia de la literatura.
Luego hubo tiempo para trabalenguas, adivinanzas, competencia de lengua materna y libros leídos, los ganadores fueron premiados con lápices y libros, adquiridos por las propias bibliotecarias para hacer la actividad.
Comprender que el eslogan «leer es crecer» es imprescindible para ser libres; la lectura viene a ser la madre nutricia del saber.
Convencidas de su papel, las muchachas están dispuestas a desafiar la lejanía del centro urbano, el calor y hasta los ruidos y poner empeño en «enamorar» a esos «locos bajitos» y mostrarles el mundo exquisito de la literatura, poco a poco se logra. Y estoy segura que sí: Que todavía los libros y el ejercicio de leer despiertan corazones. Ellas lo demuestran.
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