Los Premios Alejo Carpentier y el Nicolás Guillén, los dos galardones que concede la Editorial Letras Cubanas, fueron condedidos este lunes en el contexto de la 29 Feria Internacional del Libro de La Habana.
El Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén que este año llegó a su 20 edición, galardonó a Luis Manuel Pérez Boitel, por su libro La naturaleza del estío, por ser un poemario innovador y transmitir un determinado estado de ánimo con textos filosóficos y con una estética en su discurso acompañada de un lenguaje limpia.
El jurado, integrado por Ismael González, Leymen Pérez y Zurelys López, recomendó también la publicación de la obra Líneas de exportación, firmada con el sedónimo «Leah».
Al agradecer el galardón, Pérez Boitel afirmó que le resulta difícil compartir lo que en lo personal significa la poesía, es «una forma de apostar por la humanidad, incluso en estas últimas décadas en que dicho género literario no está en su mejor momento a nivel mundial, pues cada vez son menos las editoriales que publican poesía, y más las dificultades de los poetas para enfrentar sus vidas».
Ser reconocido con este galardón es también afianzar esa vocación al poeta más importante que ha tenido Cuba, apuntó.
Por su parte, el jurado de cuento del premio Alejo Carpentier 2019, que estuvo integrado por Jesús David Curbelo (como presidente), Daniel Díaz Mantilla y Michel Encinosa Fu, galardonó a La maleta de B, de Atilio Caballero «en virtud de la profundidad filosófica y vivencial de las historias que narra, así como del empleo de unos procedimientos estilísticos altamente personales, cualidades ambas que distinguen el volumen no solo dentro de los aspirantes al premio sino dentro de la más reciente narrativa del país».
En tanto, en el apartado de Novela, el jurado –integrado por Rogelio Rodríguez Coronel, Mylene Fernández Pintado y Laidi Fernández de Juan– le concedió el Premio a Los caminos del viento, de Julio Miguel Llanes, por ser un volumen cuya trama se fundamenta en investigaciones de largo alcance, transformadas en ficción con peculiar vuelo imaginativo y un marcado interés en el cuidado de sucesivos saltos en el tiempo.
Además recomendó la publicación de otras dos novelas, que aunque no alcanzaron la categoría de Premio merecen ser publicadas pues reúnen suficientes méritos estructurales, técnicos y de buena factura. Se trata de La luna bajo la casa ciega, de Arnaldo Muñoz; e Inverness, de Geovannys Manso.
Finalmente, en el apartado de ensayo, el premio le fue conferido Silencios y Recepciones: la novela de José Martí, de Mauricio Núñez, en atención al amplio y acucioso estudio de Amistad funesta, desde punto de vista novedosos, con sustanciales aportes al tema y una perspectiva orientada a la apertura de nuevas posibilidad para la recolocación de la novela martiana en el canon de la literatura cubana y latinoamericana. El jurado estuvo integrado por Carina Pino Santos, Víctor Fowler y Ricardo Luis Hernández.
El galardonado, que funge como investigador del Centro de Estudios Martianos, quiso dedicar el premio a la memoria de Ana Cairo, a quien se le dedica esta edición de la Feria.
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