
Dora Alonso, es el nombre por el que reconocemos a Doralina de la Caridad Alonso y Pérez-Corcho (Matanzas, 22 de diciembre de 1910 – La Habana 21 de marzo de 2001), narradora, dramaturga, poeta y periodista cubana considerada una de las más importantes escritoras para niños. Es la autora cubana para niños más traducida y publicada en el extranjero. Es la creadora de Pelusín del Monte, considerado el Títere Nacional. Entre sus libros se destacan la novela Tierra inerme (1961), con la que obtuvo el Premio Casa de las Américas; El valle de la Pájara Pinta, (1984); El cochero azul (1975); Palomar (1979); Aventuras de Guille en busca de la gaviota negra (1991); Cocorioco (2000).
Su estilo literario narrativo estuvo basado en la sencillez y manejo de las emociones resaltando siempre en sus textos al campesinado cubano a través del recreo de sus valores humanos y el amor por la naturaleza. Entre otros reconocimientos, mereció la Distinción por la Cultura Nacional en 1981, la Distinción Félix Varela de primer grado en 1988 y, en ese mismo año, el Premio Nacional de Literatura, galardón más relevante de las letras cubanas.
Como homenaje en su aniversario luctuoso, y al celebrarse este 21 de marzo el Día Internacional de la Poesía, compartimos una selección de su obra poética.
La presumida (De Palomar)
A Nubia
La brujita rosada,
¡tan presumida!,
para acudir a la Plaza
se ha comprado una sombrilla;
un abanico de guano
para el verano,
y zapaticos negros
para el invierno.
Las informales (De Palomar)
Qué flores más informales Las que tienen la picuala: Son distintos colores… ¡y con olor a manzana!
Madama (De Palomar)
Gran señora del jardín ―de ropa y quitasol verdes―, ya se recoge la falda para no rozar el césped, ya entre remilgos se luce y melindrosa se mueve. ¡Qué elegancia de figurín de copete, la madama!
Caballero (De Palomar)
Caballero es el romero. A la feria, de sombrero, va el romero, y de bastón. Y no sabe el caballero que primero -¡lo primero!-, si se toca el corazón, es sentirse compañero, aunque vaya sin dinero ni corbata el caballero, sin sombrero ni bastón.
La flor de la calabaza (De Palomar)
Por la tarde, en la ventana, ¡qué amarillita lucía la flor de la calabaza! El maíz dijo al pasar: —Ese color tan bonito se lo acabo de prestar.
Como una niña fina (De Palomar)
A Belkis, que ya sueña
Como una niña fina, la flor de pascua, si la moja el rocío le da las gracias: ―Muchas gracias, Rocío. ―No hay por qué darlas. —¿Hasta mañana, entonces? —Hasta mañana.
***
Leer también: «Dora Alonso: “Yo creo en la naturaleza y en el bien”»
Leer la entrada anterior de esta serie: «Letras en femenino (III): Alba de Céspedes, Con gran amor, a Cuba»
Visitas: 100
Deja un comentario