
«Libro a la carta», actividad que conduce el periodista Fernando Rodríguez Sosa se celebró este 19 de julio, en la librería Fayad Jamís, a las 3 de la tarde y tuvo como invitado a Maikel José Rodríguez Calviño.
Con una amplia obra dirigida al público infantil y juvenil, en los géneros de cuento y novela, este autor prolífero es considerado y se considera, alguien que escribe para todo público: de 12 a 120 años. A sus textos los dominan los personajes, en ellos muchas veces no hay frontera entre ensayo y novela. Maikel, es una persona que aprende a escribir todos los días y, en la literatura, se le convierte un reto aquello que no sabe, aquello que sabe y lo que aún le falta por aprender.
Quería primero ser pintor —faceta que no ha abandonado del todo, porque ha ilustrado libros de sus amigos e incluso, los suyos—, pero cuando leyó la antología de cuentos argentinos Del ángel en la tina la impresión lo arrastró del todo hacia la escritura. «De alguna manera —dijo— en el arte, he sabido pintar con palabras». A pesar de su predilección por la narrativa, en los últimos tiempos se ha interesado por la poesía para niños, aunque confiesa respetar mucho este género por considerarlo uno en que hay que «desnudarse» demasiado.
Rodríguez Calviño cree que la escritura para preadolescentes y adolescentes está desatendida, pues hay muy pocos escritores incursionando en este tema, y se asegura preocupado al respecto, pues es consciente de que el hábito de la lectura debe fomentarse en edades tempranas. «Ese descubrimiento debe ser extremadamente deslumbrante —aseveró— para que te acompañe durante toda la vida».
Considera que la escritura para niños y adolescentes es difícil porque el escritor debe ponerse en los zapatos del lector, describir sus mundos, sus problemas, sus miedos, y el ser humano, con el tiempo, va perdiendo esa forma más inocente de ver el mundo.
El libro Crónicas de Boronilla está inspirado en su pueblo natal —en Palmira, Cienfuegos—, al que llamaron Espartaco luego de haberse construido un ingenio de azúcar en él. Los recuerdos más bonitos de su infancia están allí. Y, como bien dice que «volver a la infancia es construirse un rito mitológico», en su obra están presentes Samuel Feijóo, la mitología griega, la cubana, la taína, sus misterios y sus horrores, esos que son pocos conocidos a pesar de ser nuestros. Por eso está trabajando en un Inventario de monstruos cubanos. Él como uno de los pioneros en colocarlos como temas en sus narraciones nombra algunos otros autores que, para él, son también fundadores como: Malena Salazar, Víctor Hugo y sobre todo Oscar Hurtado, quien para él es un verdadero pionero de la literatura cubana del horror. Por eso su meta es reinventar los mitos.
La novela Día de Ángel, que se expuso en la librería durante el encuentro, es el libro de la infancia que vivió y otra más idílica que le habría gustado vivir. Está construido con pedazos de su personalidad, por ejemplo, Ángel explora su lado más aventurero y Rubén su parte más intelectual. Está basado en cosas contadas por sus abuelos, es un tributo a su familia y a la imagen ausente de su padre.
Como crítico de arte le interesa profundizar en lo fantástico de manera general, para acercar los jóvenes al arte. Entiende que falta la crítica literaria dirigida al niño y no al adulto como intermediario, lo mismo ocurre para un público adolescente.
Leyó para el público del libro 100 preguntas sobre historia del arte, la respuesta a la pregunta número 131, que era sobre «¿Quién fue la Gioconda?».
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