Liudmila Quincoses es una muchacha escritora con múltiples perfiles. Sí, una muchacha nacida en Sancti Spíritus que el año próximo —en abril— arribará a sus cinco espléndidas décadas, pero ello no le resta un ápice de ímpetu en su empeño como realizadora de sueños literarios. Saltó a la notoriedad, primero local, luego nacional, con un oficio original: escritora de cartas de amor, componedora de encuentros, promotora de idilios, escribana por la felicidad. A su pesar o no, Liudmila se convirtió en una vecina popular, querida, que atraía miradas y causaba curiosidad. Pero «muy buena gente», eso sí, de saludar siempre, decir buenos días, sonreír y entrelazar palabras con fines loables. Aunque no es todo: ella es poeta, narradora, antóloga, editora, periodista especializada, profesora, me entero ahora que también fotógrafa y sobre todo escribana, oficio antiguo y no desaparecido para dar fe por escrito de cuanto otro u otra nos han contado.
Expliquémonos. Liudmila Quincoses fue y es la creadora/fundadora de la Escribanía Dollz, con sede original en su domicilio espirituano, y servicio «a cualquier hora», un espacio donde se hornearían poemas, cartas y postales de amor para prestar un servicio que hoy nos atreveríamos a designar como «comunitario» por su importancia, y el alcance ganado como Centro Cultural Alternativo Escribanía Dollz con variedad de prestaciones culturales, concursos, exposiciones, presentaciones de libros… Con ese proyecto convertido en realidad y escuela, ha viajado extrafronteras y ganado el entusiasmo de muchos.
«Liudmila la escribana», tal cual se identifica, publicó en 1995 un primer poemario, titulado Un libro raro. De entonces acá no se ha detenido, ni tampoco constreñido al verso. Ha publicado dentro y fuera de Cuba. Hoy día imparte clases y desarrolla un proyecto de investigación literaria en la Universidad Anáhuac de México, mantiene un muy activo perfil profesional en redes sociales como YouTube, y ramifica los quehaceres de la Escribanía Dollz.
Incansable es su intercambio con los miles de seguidores que cuenta y atiende, uno por uno, en Facebook. Pero por siempre, también allá, y esto es importante, su Escribanía Dollz es una pequeña, aunque significativa parcela de tierra espirituana y cubana en el fraterno México. Allí, entre cartas y otros «útiles» de la escribanía, despliega su cubanidad y bandera.
Y como hemos hablado de poesía aquí les va un fragmento de uno de sus textos, recogido en el libro Poemas en el último sendero:
Desde que sé tu nombre lo escribo sobre el agua,
porque de agua es tu cuerpo
y tus ojos son agua.
Ese sol ya me anuncia que no has de regresar.
Noche tras noche te he librado de los grandes señores
que con faz tenebrosa tratan de separarnos.
El universo es solo un círculo,
una sutil serpiente que se muerde la cola.
Yo habría querido paz y no la tengo,
yo habría querido descansar y no hay reposo,
yo habría querido ser piedra y soy solo sombra
como tú has de serlo.
Liudmila, tú quisiste ser escribana, lo eres dondequiera que te encuentres. Y eso es algo para agradecer.
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