
Los amores de Celia, de la escritora y periodista Soledad Cruz Guerra, es el título del libro publicado por la Editorial Sur Editores, y presentado por el poeta y profesor Julio César Sánchez, en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), subsede de la edición 32 de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Julio César Sánchez, quien estuvo muy vinculado afectiva y espiritualmente a Celia Sánchez Manduley, calificó ese libro como «formidable, un regalo hecho al intelecto y al espíritu del cubano común y corriente». Es, sin duda alguna, una narración «mágica», que fusiona pasado, presente y futuro, sin perder la coherencia, la poesía y la continuidad.
Los amores de Celia eran amores trascendentes, que iban mucho más allá de lo erótico-sensual, amor a la naturaleza, al progenitor, Dr. Manuel Sánchez, de quien heredara su raigal pensamiento martiano, a la humanidad, a Fidel, a la Revolución, a la hermandad de ideas que la unieran en vida al Dr. Eduardo Bernabé Ordaz Ducungé, director fundador del Hospital Psiquiátrico de La Habana, que hoy lleva su ilustre nombre, y Comandante del victorioso Ejército Rebelde. Celia y Ordaz son y serán, sin duda alguna, los principales artífices del humanismo revolucionario y cristiano en la patria de Varela, Martí y Fidel.
El amor fue su gran inspiración, el motor impulsor que guiara a Celia Sánchez Manduley durante toda su fecunda existencia terrenal, y que la llevara a ser percibida por el pueblo cubano, no solo como la «Flor más autóctona de la Revolución», sino como la Revolución misma.
La lectura de ese volumen conmueve el alma de quien decida incursionar en esas páginas auténticas, poéticas, sanadoras del espíritu, únicas e irrepetibles, ya que Celia cumplió al pie de la letra el aforismo martiano de que la política es el «arte de hacer felices a los demás», y no existe la menor duda de que ella hizo feliz a todo aquel que tuvo la dicha de conocerla, tratarla y ser objeto de ese amor inmenso que sentía por el ser humano, especialmente, por los más pobres y desvalidos.
Soledad Cruz tuvo disímiles motivaciones que la llevaron a escribir Los amores de Celia, un proceso que requirió de la autora entrega en cuerpo, mente y alma a una labor que no solo la ha hecho inmensamente feliz, sino también una intelectual realizada en grado sumo, porque escribió ese texto con infinito amor a la vida y obra de Celia Sánchez Manduley, en la que se destaca, con letras indelebles, también la labor científica, cultural, política y revolucionaria desarrollada por su padre, Dr. Manuel Sánchez.
Recomiendo la lectura de Los amores de Celia a los amantes de la vida y obra de la incansable Combatiente del Llano y la Sierra.
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