A dos poetas que fallecieron por estas fechas dedicamos esta seunda entrega de la serie mensual de Cubaliteraria «Los poetas de noviembre»: Úrsula Céspedes y Federico de Ibarzábal.
La poetisa nació el 21 de octubre de 1832 en una hacienda muy cercana a Bayamo, sus primeros años de enseñanza fueron en su hogar donde aprendió música y francés.
Se graduó como maestra y junto a su esposo fundó la Academia Santa Úrsula, dedicada a la enseñanza femenina. Céspedes vivió en La Habana y Pinar del Río, y aunque no dejó de lado su carrera en la enseñanza, publicó sus versos en varias publicaciones de la época, en ocasiones bajo los seudónimos «La Serrana» y «Carlos Enrique Alba».
De su autoría son los libros Ecos de la Selva (que contó con prólogo de Carlos Manuel de Céspedes), y Cantos postreros, publicado por su esposo de manera póstuma.
La poetisa cubana falleció el 2 de noviembre de 1874, y casi un siglo después el Ministerio de Educación publicó algunos de sus poemas.
Por su parte, Federico de Ibarzábal tuvo una amplia carrera como escritor y periodista, de su autoría es la primera antología del cuento cubano: Cuentos contemporáneos. Colaboró y fue jefe de redacción en importantes medios como Heraldo de Cuba, El Comercio, El País, Bohemia, Revista Carteles, Cuba Contemporánea, entre otros.
De Ibarzábal también incursionó en la narrativa con la publicación de tres novelas, y en el caso de la poesía legó tres libros: Huerto lírico, El balcón de Julieta, y Una ciudad del trópico.
Falleció el 6 de noviembre de 1955.
Con información de Ecured.
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