Entretelas es un libro de redención. Un libro que nació como especie de reconciliación con la persona que era, antes de ser la persona que soy ahora. Tuvieron que pasar años para que aprendiera a aceptarme, y durante ese proceso iba escribiendo notas, versos segregados aquí y allá. Hasta que pensé que podía juntarlos y conformar un intento de poemario. Entonces surgió este, del cual la plaquette publicada es solo una selección.
El sábado 17 de febrero en el stand de Pinar del Río en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, Ediciones Loynaz presentó la nueva colección Guijarros, que en formato de plaquettes busca promover la obra de noveles escritores de la provincia. El texto de Maidelys Borrego Pereira, quien es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y egresada del primer taller de narración oral del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, se presentó junto a otros de escritoras jóvenes vueltabajeras.
Entretelas en un inicio tuvo varios títulos, hasta que me decanté por este, quizás porque fue algo que escribí desde lo entrañable, desde lo que no le había contado a nadie, desde lo que llevo y es solo mío. Me pareció un título conciso que capturaba en una palabra la esencia de los textos.
Ella es escritora para niños, sin embargo, con Entretelas realiza un viraje hacia la poesía quizás porque no le gusta encasillarse y hablar de géneros o autores, tampoco de referentes literarios.
Hablar de referentes literarios puede resultarme un poco abstracto. Nunca he pensado en personas a la hora de hablar de referencias, más bien en sus obras. Es como ver al poema por encima del poeta, y de eso me nutro, de la poesía que me transmite, que me extrapole, que me conmueva. Si leo un poema y hace que sienta que quiero conocer a su autor, entonces conservo ese poema para volver a él siempre que lo necesite.
Ediciones Loynaz le dio a Maidelys Borrego la oportunidad de compartir su poesía con el público…: «Sí, es una editorial que respeto, no solo porque es la editorial de mi provincia, de la que tanto orgullo me causa ser, sino porque mantiene vivo el legado de los Hermanos Loynaz. Que haya acogido mis textos deviene solo en sentimientos de gratitud y buena fortuna.»
Los versos que la autora tejió entretelas se leen de un tirón. Es un texto breve, pero contundente. Queda sentenciado desde el exergo escogido de Sylvia Plath para el primer poema: «Morir es un arte, como todo». Ese aliento de acercarse a la muerte para valorar la vida en su justa dimensión es el eje temático central sobre el que se desplaza el poemario. «Generalmente son las experiencias cercanas a la muerte, ya sean propias o de los que tenemos cerca, las que nos hacen apreciar lo bueno que tenemos.»
El año 2015 fue un año difícil, un año de pérdidas, la muerte de alguien importante para mí me hizo meditar en la persona que era hasta ese momento; qué había hecho de mí, qué quedaría de mí si desapareciera de pronto. Y todas las respuestas se quedaban vacías. Esa muerte fue el despertar de un ocio involuntario que me estaba consumiendo. Entonces, comencé a deconstruir a la persona que era, intentando conseguir recursos para sobrevivir a esa ausencia, a la vez que intentaba ser más amable conmigo misma. Escribo sobre la muerte no como el fin de algo, sino como parte del proceso humano que somos, que tratamos de ser.
Entonces, no es casual que para la joven escritora Maidelys Borrego Pereira la poesía sirva como espacio de refugio donde exorcizar dolores y ausencias.
Me gusta pensar que fue la poesía quien me llegó primero, como un recurso de supervivencia. La realidad es que nunca pensé que podía dedicarme a la literatura. Siempre había escrito antes, como afición, como pasatiempo. Tuvo que pasar un lapso antes de que aprendiera que podía usar la poesía como un puente hacia una parte de mí que no conocía. Desde entonces la poesía es una aliada, un arbitrio sano.
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