El Premio Nacional de Literatura 2023 fue otorgado este viernes en la sala Nicolás Guillén a la periodista y narradora María Elena Llana, en el marco de la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana.
Presidieron la entrega el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, el presidente del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez Cabrera y la presidenta del jurado, Nancy Morejón.
La comisión que otorga este lauro —integrada también por los escritores Olga Marta Pérez, Marilyn Bobes, Rafael Acosta de Arriba y Jesús Lozada— decidió conceder el premio a Llana debido a la originalidad de su escritura, «destacada por el cultivo de temas peculiares».
Resaltaron, además, la destreza estilística con que la autora rompe ciertos mitos urbanos y su contribución a la formación de creadores posteriores, cuyo centro se instala en la más refinada tradición de una vocación literaria al servicio de causas nobles y en favor de la imaginación, así como del buen hacer.
En las palabras de elogio de Marilyn Bobes, leídas por la autora, editora y Premio Nacional de Edición (2015), Olga Marta Pérez, se dijo que María Elena Llana mostraba su vocación por entender la realidad, no desde el macrocosmo, sino a través de sus reflejos y repercusiones en el individuo que la vive, atenta al devenir familiar y a las impredecibles circunstancias que actúan sobre las personas.
La también guionista de radio y televisión, en declaraciones exclusivas para El Cañonazo, expresó que el secreto está en escribir y no precipitarse. Así aconseja a aquellos periodistas que gustan de hacer literatura. Contó que el periodismo fue la base para toda la narrativa escrita en su carrera literaria, sobre todo las técnicas aprendidas del buen empleo de la palabra.
Considerada una de las más importantes cuentistas cubanas contemporáneas, su segundo libro Casas del Vedado recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1984. Como la autora expresara, este texto es una mirada condescendiente sobre los rezagos de la burguesía en La Habana revolucionaria.
Por otra parte, La Reja, su primer libro, guarda cuentos como «El gobelino» y «En familia», que sirvieron de base a tesis académicas en Cuba, México y Estados Unidos. De igual forma, su texto «Nosotras», también publicado en su ópera prima, es uno de los más antologados y se estudia en las universidades estadounidenses de Santa Bárbara y San Diego.
Según reseña la periodista Dailene Dovale en un perfil realizado para El Caimán Barbudo, en la obra de María Elena Llana destaca también Castillo de Naipes, libro de cuentos que contiene la joya «Alondra pasa», una historia que no tenía forma o la escritora no sabía encontrarla, pero la descubrió entre el lirismo de los simbolistas, después de varios años de búsqueda.
Posteriormente, en los años 90′, vendrían otros libros, unos nacidos del dolor de aquella época vivida en Cuba, otros del contacto con personas de la vida real y muchos de su perspicacia para entender la psicología de los personajes.
María Elena posee una obra que traspasa fronteras de edades. Escribió para niños Sueños, sustos y sorpresas y Desde Marte hasta el parque, historias simpáticas y entretenidas para este tipo de público. A su vez, le dedicó a los adultos los volúmenes de cuentos: Apenas murmullos, Ronda en el Malecón, En el limbo y Tras la quinta puerta. Su estilo personal es una mezcla de vivencias, fantasía, humor y sarcasmo, que desdibuja las fronteras entre la realidad y la ficción.
La galardonada escritora fue profesora de periodismo en Angola en 1987 y corresponsal de la Agencia Prensa Latina en Beijing, China, en el período de 1989 a 1992. Gracias a su trayectoria profesional obtuvo premios de la Unión de Periodistas de Cuba y del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
María Elena Llana agradeció el agasajo y las ocasiones anteriores que estuvo propuesta al galardón. Manifestó cuánto le emociona que los jóvenes disfruten la obra de una mujer que supo contar a la vez la realidad y la ficción.
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Tomado de El Cañonazo, no 2, 17 de febrero de 2024
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