
Un libro único de María Villar Buceta titulado Unanimismo y publicado en 1927, tuvo en su momento gran reconocimiento de la crítica.
Amo la pobre piedra exánime de alma silenciosa y compleja, y el espíritu pusilánime del hombre-oveja... La gota mínima que orada la roca, y el hermetismo de la boca que no me sabe decir nada… Sé la virtud retributiva del Bien y el Mal; somos una ofrenda votiva puesta en el Ara universal.
(Unanimismo, fragmento)
Carácter, vocación, modestia, talento, espiritualidad. Fueron estas algunas de las virtudes de María. La originalidad distingue una poesía, la suya, que invita a la meditación, unas veces desde la mordacidad; otras desde el lirismo, siempre expresada mediante una cuidada selección del lenguaje y sus formas.
De este libro apunta Max Henríquez Ureña en su Panorama Histórico de la Literatura Cubana que se trata de «una revelación» pues «nunca en la poesía cubana se había manifestado tan hondo y amargo sentido del humorismo», lo cual ilustra con estos versos:
Dijérase que estamos enfermos de idiotismo
o que constituimos una familia muda…
de tal suerte en sí propio cada uno se escuda.
De la poesía de Villar Buceta, en su generalidad, escriben los críticos Félix Lizaso y José A. Fernández de Castro en La poesía moderna en Cuba (1882-1925):
Sus versos, enigmáticos y desconcertantes, como ella los llama, resultan con frecuencia autobiográficos, porque las sensaciones complicadas y difíciles que ellos nos sugieren, ella ha sabido vivirlas en su espíritu.
Sus artículos, sobre temas históricos, sociales, de la vida republicana, la revelan como una intelectual preocupada en utilizar la palabra en función de arma para el mejoramiento humano. El quehacer periodístico de Villar Buceta se diseminó entre diversas publicaciones. Colaboró en El Fígaro, Social, Bohemia, Cuba Contemporánea… Años después la revista Orígenes acogió sus poemas. Es relevante señalar que entre la membresía del Grupo Minorista que comenzó a reunirse hacia el año de 1923 y representaba lo más progresista, patriótico y renovador de la intelectualidad cubana figuraron solo dos mujeres: María Villar Buceta y Mariblanca Sabas Alomá. Fue también ella una decidida activista política que combatió el régimen dictatorial de Gerardo Machado, distribuyó propaganda, proclamas e hizo campaña entre el sector obrero.
En 1924 María comenzó a trabajar en la Biblioteca Nacional y sería aquel el perfil profesional de toda su vida. Después lo haría en otras bibliotecas, algunas de las cuales organizó.
Al fundarse en 1943 la Escuela Profesional de Periodismo «Manuel Márquez Sterling», estableció allí y dirigió su biblioteca. Preparó e impartió cursos sobre el tema —pionera en ello—, compiló bibliografías (Contribución a la bibliografía de Rafael María de Labra, 1944; Contribución a la bibliografía del periodismo, 1952). Se la considera la primera profesora de biblioteconomía en Cuba.
Nacida en el actual municipio Pedro Betancourt, de la provincia de Matanzas, el 25 de abril de 1899, y fallecida en La Habana el 29 de junio de 1977 a la edad de 78 años, es muy fecunda su huella en las letras y la cultura cubana.
Al cabo de un siglo, dos décadas y un lustro de su nacimiento, evocamos a la perspicaz y sorprendente dama de las letras que fue María Villar Buceta.
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