Como parte de las actividades por la 31 Feria Internacional del Libro de La Habana, la Sala de la Comandancia fue escenario de la presentación de la novela Se Bruciasse la cittá del escritor, político y profesor italiano Massimiliano Smeriglio.
El panel de presentación estuvo conducido por Luis Morlote Rivas, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y contó además con los panelistas Martha Mesa Valenciano, presidenta de la Comisión de Cultura, Ciencia Tecnología y Medio Ambiente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), y el autor del título presentado.
Massimiliano Smeriglio, amigo de Cuba, agradeció la presencia de todas aquellas personas que llenaron la sala para escucharlo presentar su novela. Este escritor actualmente es coordinador del Grupo Socialistas y Demócratas en la Comisión de Cultura y Educación, miembro de la Comisión de Peticiones donde se encarga de la Transversalidad de Género, presidente de la Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-México y Miembro de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana. Además, es ponente general del programa Europa Creativa para el apoyo a los sectores cultura y creativo.
Para presentar esta novela, el autor comenzó con una explicación sobre las diferencias sociales que existen entre los habitantes del centro de Roma y los de la periferia. En estas zonas a las afueras de la capital, donde se ambienta la historia, se manifiestan el racismo, el machismo, y otros males sociales. Llama la atención que dentro de las bandas que allí habitan no se reflejan esa serie de males entre sus miembros.
La novela se basa en la conquista de una de las bandas hacia su propio suburbio. Massimiliano nos guía a través de la vitalidad y la violencia de los suburbios, dando voz a los sumergidos, a aquellos cuyo futuro está escrito desde antes de nacer. Con una escritura sensible, acompaña a un veinteañero ansioso de redención y a un adulto en busca de su pasado. Para ambos la ciudad les reservará mucho más y mucho menos de lo que buscan.
A través de las peripecias de unos zorros, Smeriglio nos cuenta la bestialidad y la ferocidad de una metrópoli sin nombre, perteneciente también al estado de Roma, pero como no está cerca del Coliseo ni del Vaticano, no la reconocen como tal.
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