«Es deber de los escritores servir a la Patria dando a conocer la época que, por haber sido suya, pueden trasmitirnos como valiosos testimonios vividos», sentenció la escritora, ensayista, periodista, traductora, sufragista y activista femenina cubana Renée Méndez Capote (1901 – 1989). Y eso hizo, legando una obra como Memorias de una cubanita que nació con el siglo, considerado su texto cumbre y que ha devenido un verdadero clásico de la literatura testimonial.
La niña Renecita logra captar con sensibilidad y ternura no solo la vida cotidiana de su familia, sino, también las circunstancias y otros ambientes de nuestra burguesía en la etapa republicana. Desde la gracia natural infantil la autora rememora su vida haciendo partícipe al lector de momentos trascendentes como aquel en el que, gracias a su padre, conoció la música, el cinematógrafo, o cuando visitó el teatro para una función de ópera. En entrevista publicada en el libro Quienes escriben en Cuba Reneé confesó: «Mi padre alentaba en nosotros todas las tendencias revolucionarias y permitía la mayor libertad para expresar nuestras características personales».
En la obra se conjugan un lenguaje sencillo (nunca simplista) y un diálogo entre pasajes de la ciudad y pueblos de provincia como Cárdenas o Varadero. Además, la autora logra insertar dentro del relato, de manera natural con absoluta sensibilidad, los procesos de construcción y formación de la ciudad de La Habana; hechos históricos relevantes del país, así como las diferencias sociales presentes en la época.
Sobre la autora
René Méndez Capote, destacada intelectual habanera escribió durante más de sesenta años. Además de La cubanita… tiene otros títulos como Oratoria cubana (1927), Apuntes (1927), Domingo Méndez Capote (1957); Relatos heroicos (anécdota del 68 y 95), La maravillosa historia de nuestra tierra, Hace muchos años una joven viajera, Fortalezas en La Habana colonial, Cuentos de ayer y sus Recuerdos del pasado, una suerte de continuación de Una cubanita que nació con el siglo. Cultivó, entre otros géneros, la literatura infantil y juvenil, el cuento, el ensayo y la autobiografía, además de sobresalir como activista del movimiento feminista donde abogó por el establecimiento del voto para las mujeres y en la participación de estas en numerosos eventos.
En el rol de periodista, Méndez Capote colaboró con diferentes publicaciones. Entre ellas el Diario de la Marina, Grafos, El País, La Gaceta de Cuba, Social, Bohemia, El Mundo, Actas del folclore, Revolución y Cultura, UNEAC, Cine cubano, Verde Olivo y Mujeres.
La autora combinaba la escritura con otras ocupaciones: laboró en la dirección de Bellas Artes y, en la sección de Cultura, distintas responsabilidades en el Ministerio de Educación; fue autora radial, traductora y adaptadora de importantes obras literarias, e hizo aportes vitales en la Editora Nacional de Cuba, sobre todo en la sección Juvenil e Infantil. Fue fundadora de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); y perteneció al grupo permanente de asesores de infanto-juvenil del Ministerio de Educación. Mereció las distinciones por la Cultura Nacional y Alejo Carpentier, las órdenes Félix Varela y José Joaquín Palma, la Réplica del Machete de Máximo Gómez y el premio La Rosa Blanca.
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