El científico, geógrafo, mosaiquista, polímata y escritor ruso Mijaíl Vasilíevich Lomonósov (19 de noviembre de 1711 – 15 de abril de 1765) realizó importantes aportes a la ciencia, la literatura y la educación.
En el campo de la literatura y la gramática fue autor de los títulos Retórica (1748), la primera crestomatía en lengua rusa y de la Gramática rusa (1755). Con dicha obra reformulaba el lenguaje literario ruso combinando el vocabulario sacro de la iglesia eslava con la lengua vernácula rusa.
Reformó la poesía rusa adoptando el sistema de versificación silabotónica y fue poeta oficial bajo el reinado de la Emperatriz Isabel I de Rusia. Lomonósov compuso odas, epístolas y tragedias. Entre estas últimas se destaca Tamira y Selim (1750) y el anticlerical Himno a las barbas. Además, escribió más de veinte odas ceremoniales solemnes, entre ellas La meditación de la grandeza de Dios. En 1760, publicó la primera Historia de Rusia.
En el área de las ciencias escribió una Introducción a la verídica Química Física (1752), enunció la Ley de conservación de la masa, sugirió la Teoría Ondulatoria de la Luz y fue el primero en registrar la congelación del mercurio. Su espíritu inquieto y curiosidad científica lo hicieron desplazarse hacia la geografía: trabajó en el Departamento de Geografía de la Academia de Ciencia Rusa y realizó importantes contribuciones al descubrimiento de la geografía ártica.
Lomonósov demostró el origen orgánico del suelo, realizó un estudio explicativo sobre el origen de los icebergs y descubrió una ley general sobre el movimiento de los hielos. Por el estudio de estos últimos y la ley general al respecto, se le considera el padre de la Glaciología.
Como si no le bastara con todo lo descubierto, Mijaíl Lomonósov estudió los pigmentos y colorantes de las plantas aplicándolo a vidrios y mosaicos. Entre los mosaicos más famosos se encuentran La batalla de Poltava y La toma de Asov.
La universidad más relevante de Rusia hoy lleva su nombre. Lomonósov falleció el 15 de abril de 1765, en San Petersburgo, a los 54 años de edad. Su obra abarcó las principales ramas del conocimiento humano de la época y ayudó entender más profundamente los fenómenos aún sin estudiar de su momento.
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