
Tomada de Capitán San Luis
Uno de los aspectos que más favoreció a que el género policíaco perdiera prestigio y credibilidad en Cuba ha sido la publicación de textos mal escritos, con poco trabajo literario, y con mucho apuro para ser publicado.
Y cuando esta norma negativa se cumple ante un texto premiado en un concurso, se hace todavía más peligrosa. Soy del criterio de que para que un libro gane el premio en cualquier concurso tiene que cumplir con tres condicionantes: ser efectivo en lo que cuenta, tener una buena estructura, y estar bien escrito. Nunca he estado de acuerdo con los jurados que premian «lo mejorcito» o «lo menos malo», porque la literatura es mucho trabajo, mucho esfuerzo sobre las páginas y a veces sobre las palabras, hasta que lo llenen a uno de hastío y cansancio, y es entonces cuando nos estamos acercando a la perfección.
Misión en Langley de Leonelo Abello Mesa goza, en ese sentido, de una serie de aspectos positivos como son:
- La estructura del texto está muy bien concebida.
- La descripción de la vida rutinaria en USA.
- Los paisajes urbanos y geográficos, y los conflictos internos de sus ciudadanos e incluso de los cubanos que viven allá, están muy bien diseñados y recreados.
- El manejo sicológico de los personajes es muy bueno, ello logra darle una buena atmósfera al texto.
- En la novela no suena un tiro hasta el final, lo que habla muy bien de ella, por ser los disparos un aspecto que a veces sobra en el género. La acción está más dada a la inteligencia, reflexión, y habilidad técnica que a la hazaña y ello la hace atrayente al lector inteligente.
- Es muy bueno el tratamiento conceptual que Francis hace cuando explica la diferencia entre un espía profesional y un «patriota cubano», esto es más efectivo, como concepto, que muchos discursos.
- Profesionalidad en la descripción de cómo Gastón capta a Marisela a fin de que trabaje para la inteligencia cubana.
- La inteligente la solución al robo fallido de la tarjeta magnética, realmente algo que en apariencia no tiene solución y el autor, hábilmente y con sagacidad, logra una fórmula que deja estupefacto al lector.
- El encuentro de Vilma con Francis y la preparación del acercamiento de ella a la vieja secretaria está muy bien hecho, es muy creíble.
- Tiene, en sentido general, un contenido político muy bien manejado, sin estridencias ni exageraciones fundamentalistas.
- El final está muy bien, en muy convincente.
- Considero que este texto es una novela política y de espionaje que se acerca a lo mejor del género propulsado por la antigua URSS, pero que difiere de este por la cubanía que se respira, y porque la inteligencia cubana es efectiva sin efectismo, ni cantos altisonantes, ni perfeccionismos, y se destaca por un manejo de las habilidades, el buen manejo situacional, y el patriotismo por la defensa de una buena causa, que logra que todos los captados sean «ideológicos» y los saca de las castas de espías vendidos al mejor postor con que nos tiene acostumbrados este género desarrollado en los países donde impera la ley del dinero.
Pienso que no debemos desaprovechar la ocasión de leer esta obra con la seguridad de que estamos leyendo una novela de espionaje de actualidad, y que seguramente favorecerá a continuar el inicio de una nueva época para este tipo de literatura que ha sido históricamente tan bien recibida por el público.
Misión en Langley fue premiada en el concurso Aniversario del triunfo de la Revolución del MININT en el 2007. Su autor, el oficial del MININT Leonelo Abello, sigue los pasos de los autores ya clásicos en el policiaco cubano, y pudiera integrarse a esta tropa que constituiría lo que pudiéramos llamar la nueva literatura policíaca cubana.
Cuenta sobre un trabajo de infiltración de la seguridad cubana en el propio Langley, bastión de la CIA en Washington. Transita a partir de una prosa ágil y fresca, y nos introduce en ese mundo de múltiples caretas y subterfugios, mundo de dos vidas, la real y la ficticia, y donde el protagonista sufre el agravante de que en cualquier momento la real puede convertirse en ficticia y viceversa.
Se trata entonces de que estoy considerando muy seriamente que es de esperar, con la aparición de títulos como este, un resurgir de la buena literatura policíaca y de espionaje en Cuba, renovada con las técnicas más auténticas y diseccionando los intríngulis sociales y personales que mueven a los hombres que al final hacen las políticas y las aplican, y evidentemente que ello no solo servirá a los lectores de entretenimiento banal, sino que los pondrá a pensar y reflexionar, y llegarán a conclusiones personales y profundas sobre los acontecimientos que a veces nos desbordan por inhumanos y descomunales.
En una entrevista realizada por la periodista María Laura Riba a Leonardo Padura, el autor enmarca la diferencia de tendencias entre la literatura policíaca norteamericana y la latinoamericana, recalcando que la segunda no solo cuenta la historia de un crimen, sino que también «carga la mano» a los componentes sociales en que se desarrolla la acción. Esta idea quizá la podemos acercar como una más de las características de la «nueva» novela policíaca cubana.
Ha dicho Padura:
Han sido todos escritores de una tendencia de la que yo creo que participo y para nada como el más destacado, porque he aprendido mucho de ellos, sobre todo de Vásquez Montalbán, de utilizar la novela policíaca, no escribir simplemente por contar una historia en la cual hay un asesinato, se comete un delito, sino escribir una historia que tenga un componente social, una connotación social.
Un escritor norteamericano cuando se enfrenta a la novela policíaca sabe que tiene que haber muchos tiros, muchos muertos y una velocidad en la acción. Sin embargo, los escritores en lengua castellana, la mayoría asumimos la novela policíaca como una necesidad y como un género que nos sirve para comunicar al lector una situación mucho más compleja que un hombre tirando tiros y matando gente.
Yo considero, por tanto, que el género va a «despegar», que está despegando, que si trabajamos en la publicación y promoción de las mejores novelas que se escriban, lograremos despertar a determinados autores morosos, más por la inercia en ha caído la novela policíaca, que por el deseo de escribir sobre estos temas.
Se trataría de un renacer del género, pero no siguiendo las pautas del realismo de la década del 70, lo que ya es una suerte, este tiene que ser y es otro realismo, porque también es otra época y cada época trae consigo su propia realidad y su peculiar manera de ser contada.
Como en toda predicción la vida al final dirá si tengo o no la razón.
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