Una llave demasiado pequeña aparece pegada al cráneo de una mujer mientras le cortan el pelo con una máquina de pelar alemana.
—Algo abrirá.
—¿Y si no abre nada?
—Seguiré muriendo y yendo a otros sitios. Algo abrirá
—¿Pero qué…?
En la obra Moebius, del escritor español Matías Candeira hay símbolos indiscutibles por todos lados: la llave, el pelo y los juguetes. Además, una frase al final del primer cuento sentencia una personificación interesante «Me gustaría haber nacido con la forma de una araña».
Cada cuento inserta los símbolos de modo natural: el pelo que cortan en el primer relato, luego el pelo rubio de la muñeca de porcelana, los mechones que Rotcko se come mientras va quedándose calvo, el pelo de la muñeca nadando en el plato del niño en «Malibú».
En el segundo cuento hay una puerta en la que solo queda el agujero con el marco (agujero que, se intuye, es para hacer entrar la llave); a la vez que los hermanos Rotko y Teresa pasan los días espiando en las puertas del barco. En torno a los juguetes: descabezar muñecos en el cuento «Torcidos» y romper el piyama de aviones o escribir con rotulador amarillo el piyama que tiene cosido un soldado, en el relato «Malibú», son pistas interesantes que descubro releyendo la obra.
Entonces, ¿qué es Moebius? Es lo que tus ojos quieran ver; en este caso lo que tus referencias como lector quieran ver. Según la ciencia el Síndrome de Moebius es un trastorno congénito caracterizado por una parálisis facial asociada a ausencia de abducción de los ojos por alteraciones del VI y VII nervios craneales ya sea simétrica o asimétrica. Las personas que lo sufren, que corresponden a un 0,5% de la población, ven la realidad de manera distorsionada.
Los relatos son independientes en sí mismos, pero unidos por un recurso formal que se apoya en el lenguaje: el uso de palabras como tejer, coser, hilar y agujas funcionan como conectores textuales que articulan todas las historias. ¿El autor lo hizo con toda intención o es fruto del inconsciente y el campo semántico habitual del escritor? Invito a revisar cada cuento, en todos aparece uno o varios de estos vocablos. De seguro es intencional emplearlos porque al final del primer cuento se anticipa y advierte «Me gustaría haber nacido con la forma de una araña» y es precisamente coser, tejer o hilar lo que hacen los arácnidos. Justamente eso es lo que logra Matías Candeira con dichos relatos: hilvanarlos hasta entregar un texto completo, redondo en su narración.
Por otro lado, en el libro Moebius llamó mi atención la construcción de atmósferas e imágenes que le permiten al lector casi visualizar, cual película, las escenas que va describiendo el autor, sobre todo atmósferas sombrías, húmedas, incluso, de oscuridad total. Los ejemplos abundan a lo largo del texto.
Resulta interesante, además, el rol que Matías Candeira otorga a los niños como personajes en los cuentos «Torcidos», «Malibú» y «Moebius». En este último, que da título a la obra, los hermanos son los personajes que con mayor protagonismo impulsan la progresión narrativa de la historia. Ellos, como espectadores y/o actores de los hechos, permiten reflexionar sobre la familia, las ausencias y el dolor de la pérdida de la madre, el impacto de dicha ausencia en su infancia, así como el rol de la abuela en la guía y crianza de los hermanos. Vale resaltar la cuidadosa construcción sicológica de todos los personajes, pero sobre todo, la de los niños Adrián (en el cuento «Malibú») y Teresa y Rotcko, en «Moebius».
En el texto se percibe una fluidez del discurso y los saltos en las voces narrativas dan movimiento a las historias dentro del libro. Dichos saltos exigen una mayor concentración del lector. En lo personal debo confesar que el tono reflexivo y el final del primer cuento me llevó a preguntar ¿Para dónde van estos cuentos y sus personajes? Mayor desconcierto generó el segundo relato que presenta nuevos protagonistas y, en apariencia, rompe con la continuidad narrativa de una prisión con bombillas, presos, carcelero y espacios lúgubres. No es hasta el último cuento «Dikstra» donde se cierra ese círculo abierto en las primeras páginas. Circularidad narrativa, que en mi criterio, sorprende.
Tal circularidad cobra mayor sentido en la propia estructura en dos capítulos que tiene el libro donde «Uróboros», título de la segunda parte del libro, podría referirse a la serpiente que se muerde la cola y que representa la unidad de todas las cosas materiales y espirituales que no desaparecen nunca, sino que cambian de aspecto en un ciclo perpetuo de destrucción y creación. Asimismo, el título del libro nos lleva al referente de la Cinta de Moebius pues se trata de una superficie con una sola cara y un solo borde; por tanto si se recorre el borde con un dedo, se alcanza el punto de partida tras haber recorrido la totalidad del borde. De ahí la asociación con la circularidad narrativa.
El desconcierto que se podría sentir iniciar el texto se transforma en una curiosidad latente durante toda la experiencia lectora, que solo se salda, si se llega hasta la última página.
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Matías Candeira (1984) es guionista, escritor y crítico literario español, especializado en la escritura de cuentos. Nació en Madrid y es profesor en la Escuela de escritores de esa ciudad. Además, es colaborador de diferentes medios impresos y digitales como Quimera, La tormenta en un vaso, Culturamas o Ribera del Duero. Fue miembro de la novena promoción de la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores. Es autor de los títulos: Un Dios con el estómago vacío, Todo irá bien, Antes de las jirafas y otros.
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