A partir de la segunda y tercera décadas del siglo XX se observa en el panorama literario cubano un florecimiento genuino del género ensayístico. Es cierto que, ante todo, afloran los nombres de Jorge Mañach y de Juan Marinello. Pero no son los únicos. El crítico Max Henríquez Ureña habla, con razón, de una «generación de ensayistas», entre los que se citan a José Antonio Fernández de Castro, José María Chacón y Calvo, Francisco Ichaso, Félix Lizaso, Raúl Roa, Juan J. Remos y también, entre varios más, a Raimundo Lazo.
Lazo, que vivió 72 años, es recordado por muchos como profesor universitario y autor de textos que hoy, al igual que ayer, integran la bibliografía mínima indispensable de todos aquellos interesados en el conocimiento de la historia de la literatura cubana.
Nacido en Camagüey, el 11 de marzo de 1904, por lo que se cumplen ahora un siglo y dos décadas de su natalicio, hizo los estudios primarios y secundarios en los lares natales para, ya en La Habana, doctorarse en Derecho Civil en 1925 y en Filosofía y Letras en 1926.
Inició entonces una fructífera y larga carrera profesoral, primero en el Instituto de Segunda Enseñanza de Camagüey y después en La Habana, hasta que al cabo de años y por concurso de oposiciones, ocupó las cátedras de Literatura Cubana e Hispanoamericana, e Historia de la Lengua Española, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana.
Pero el prestigio del profesor Lazo se extendió extrafronteras. Impartió cursos en las universidades de Alburquerque, Columbia, Carolina del Norte, Nueva York y Vermont, todas en Estados Unidos. Realizó viajes de estudio e investigaciones por países latinoamericanos y también de Europa. E igualmente participó en numerosos congresos internacionales. Lo cierto es que por muchos años, cuando en Cuba se hablaba de estudios de historia de la literatura, el profesor Raimundo Lazo figuraba entre los primeros nombres citados.
Escribió mucho, desde 1929, cuando publicó el primero de sus textos, Ensayo de un programa elemental de Gramática Española, Literatura Preceptiva e Historia de la Literatura Española, hasta, prácticamente, el momento de morir, el 26 de septiembre de 1976.
Como no es propósito de estos apuntes hacer de ellos una relación bibliográfica, entresacaremos algunos de esos libros que marcaron el camino de los estudios literarios décadas atrás y que hoy pueden aún consultarse en bibliotecas. He aquí: Martí y su obra literaria (1929); La personalidad de la Literatura Hispanoamericana (1935), El libro en Hispanoamérica (1938), La teoría de las generaciones y su aplicación al estudio histórico de la literatura cubana (1954), América y la lengua española (1960), La literatura cubana. Esquema histórico (desde sus orígenes hasta 1966), El romanticismo (1970), Gertrudis Gómez de Avellaneda. La mujer y la poetisa lírica (1972)…, advirtiendo al lector que varios de estos libros se publicaron en México y que otros tantos merecieron reediciones.
El profesor Lazo fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras y de la Academia Cubana de la Lengua y recibió de la Universidad de Haití el título de Profesor Honoris Causa. Sus colaboraciones en publicaciones periódicas nacionales y extranjeras conforman una larga relación.
Raimundo Lazo, Pedro y Max Henríquez Ureña, Salvador Bueno, José Juan Arrom, Samuel Feijóo… he ahí algunos de los nombres (solo algunos), con quienes los estudiantes de literatura estarán por largo tiempo en deuda de gratitud.
A alguno que otro sorprenderán estos apuntes y se dirá «mira de lo que se acordaron ahora en Cubaliteraria». Si así resultase, bienvenido el rezongo. En cuanto al profesor Lazo, «nunca es tarde si el elogio es justo».
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