
Si una antología es una colección de piezas escogidas, como afirma el Diccionario de la Academia, Los que cuentan, primer libro de la Colección Dienteajo de la Editorial Cajachina, constituye una antología de cuentos de jóvenes narradores cubanos egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Solo que, desbordando los conceptos tradicionales de selecciones de este tipo, se trata de una antología sui generis, pues en lugar de ser la obra de un solo antologador, estamos ofreciendo a los lectores el resultado de una selección realizada por los 20 narradores antologados: cada uno escogió su propio cuento siguiendo estrictamente dos parámetros: el gusto personal y la calidad literaria. De manera que el lector tiene ante sus ojos una muestra personal y a la vez significativa de cuentos de una zona de la más reciente promoción de narradores cubanos que, podemos afirmarlo con certeza, se cuentan entre los más importantes del país.
No hay que caer en la tentación de hacer clasificaciones de autores y textos, cuya provisionalidad es inevitable y segura, pues la mayor parte de estos narradores —si no todos— se encuentra en un momento —para usar un término grato a los economistas— de altísima productividad creadora, que apunta hacia un enriquecimiento futuro de temas, asuntos, técnicas y procedimientos narrativos que haría inútil cualquier clasificación presente. Varios destacados críticos se han ocupado en los últimos años de aportar estudios. EI desaparecido Salvador Redonet los llamó «novísimos» y los describía como «rebeldes, iconoclastas, transgresores, revolucionarios, contestatarios, indagadores, polémicos, inquietos, conflictivos». Francisco López Sacha, después de clasificarlos como «iconoclastas, rockeros, tradicionalistas o fabulistas» los llama:
Hijos de la posmodernidad, que se mueven inicialmente dentro de los presupuestos estilísticos de la última fase de los años 80, pero muy pronto declaran su independencia en cuentos donde la anécdota se difumina casi por completo, el conflicto se traslada a los mundos marginales de la sociedad cubana y los personajes comienzan a caracterizarse por la angustia, la soledad y la alienación (…) Sus historias están fragmentadas y el cuento en sí mismo es visto casi siempre como un fragmento de la realidad. De ahí que no presten demasiada atención a las convenciones y se atengan más bien a la escritura de un suceso, con claras influencias del ensayo, el periodismo y la poesía.
Y finalmente, Margarita Mateo, ofrece una síntesis paradigmática de los temas de los novísimos:
Jóvenes rockeros aún rechazados en su violento abandono musical; estudiantes asediados por la doble moral; jineteras de oblicua sensualidad e incierto destino; adolescentes «pastilleros» que indagan en sus experiencias con las drogas o sus sucedáneos farmacéuticos o tropicalmente silvestres…, en un país donde estas son severamente reprimidas; jóvenes soldados internacionalistas de la guerra de Angola que se debaten en una nueva concepción del heroísmo; habitantes de la mítica Marginalia, esa fabulosa ciudadela de secretos claves; protagonistas de experiencias sexuales de diversos tipos y procedencias genéricas; creadores distanciados y no de su propia creación balseros que desafían la sobrevida y la soledad oceánica; portadores del Sida discriminados por la familiaridad de su diálogo con la muerte; outsiders que observan, distanciados, su propio contexto, son algunos de los nuevos protagonistas que irrumpen en la narrativa de los novísimos y mantienen un contrapunteo constante con personajes y conflictos ya delineados por la tradición.
Algunos de los autores antologados, particularmente los mayores —casi todos nacidos en la década de los años 60—, pueden ser asimilados, de manera general, por estas clasificaciones, aunque en muchos casos las desbordan: tal es el caso de Francisco García, Ángel Santiesteban, Anna Lidia Vega, José Miguel Sánchez (Yoss), Ernesto Pérez Castillo, Mariela Varona, Carlos Esquivel, Raúl Aguiar, y Alberto Garrido. Pero la antología ofrece también una muestra de un grupo difícilmente ubicable dentro de las características apuntadas, pues ellos están abordando nuevas facetas de la ciencia ficción, en su vertiente cyberpunk, o space opera, la fantasía heroica, el absurdo, y otras maneras de mirar lo cotidiano, a través de la imaginación, la sexualidad, o el propio acto de la escritura, con un novedoso empleo de las técnicas narrativas, mientras, por otra parte, varios de ellos regresan a la vieja costumbre de contar simplemente una historia, rescatando los tradicionales valores de la anécdota y el conflicto. En ese otro grupo, nacidos todos a partir de la década de los 70, e incluso de los 80 en el caso de los más jóvenes, y que se dieron a conocer con la irrupción del nuevo siglo, están: Gleyvis Coro, Herbert Toranzo, Jorge Enrique Lage, Michel Encinosa, Francis Sánchez, Gustavo Sabas, Osdany Morales, Orlando Luis Pardo, Delis Gamboa y Ahmel Echevarría.
Esta es la primera selección de textos de escritores egresados del Centro Onelio Jorge Cardoso. Muchos de ellos son (eran) ya nombres establecidos en el panorama de la narrativa cubana actual, ganadores de importantes premios nacionales e internacionales. Otros han comenzado a conocerse a partir de su paso por los Cursos de Técnicas Narrativas. Aquí están sus cuentos. Cualquiera de ellos puede constituir un buen ejemplo de la más joven narrativa cubana contemporánea. Esa era una de las aspiraciones de los fundadores del Centro. Los lectores de este libro dirán si se logró.

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