
En el día de ayer falleció en La Habana la poetisa cubana Georgina Herrera. Nacida el 23 de abril de 1936 en Matanzas, fue situada por la crítica en la llamada Generación de los años Cincuenta. Con una estética coloquial, su obra está marcada por dos condiciones que ella llevó con prestancia: la de ser mujer y negra.
Publicó sus primeros poemas en El País, sobre el año 1951. En 1956 se traslada a La Habana donde, además de su labor literaria, incursiona como colaboradora de la emisora Radio Progreso. La obra de Georgina Herrera poseía una autenticidad y una fuerza que descansaban, entre otras cosas, en el tono conversacional con que narraba las experiencias vividas antes y después del triunfo de la Revolución en temas tan sensibles como el género y la raza.
Entre sus reconocimientos figuran la medalla Raúl Gómez García, la Alejo Carpentier, y la Distinción por la Cultura Nacional, entre otros.
A esa cimarrona que creía en la reencarnación, le deseamos que vuelva poeta, negra y mujer, siempre orgullosa de lo que es.
Foto tomada de Prensa Latina
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