«He escrito el Ulises para tener ocupados a los críticos durante 300 años», afirmó con ironía el escritor irlandés James Joyce. Y lo logró, pues la crítica internacional ha ensalzado la novela de Joyce en numerosas ocasiones.
Ulises, empezó a ser escrita en 1906, cuando el escritor trabajaba en un banco de Roma. En 1918, la revista estadounidense The Little Review empezó a publicarla por entregas. Pero La Sociedad para la Supresión del Vicio de Nueva York consideró la novela inmoral y pornográfica. Para su publicación Margaret Anderson y Jane Heap, editoras de The Little Review, fueron condenadas a pagar una multa de cincuenta dólares cada una.
En 1922, la conocida editora norteamericana y fundadora de la famosa librería Shakespeare & Company, Sylvia Beach, publicó la obra de Joyce en París a través del mismo sistema: contratar a un impresor que no entendiese el inglés. Finalmente, y tras muchos problemas, la primera edición de Ulises se publicaría en Estados Unidos en 1934, dos años antes que en Inglaterra. Poco a poco el fenómeno Ulises fue extendiéndose y la novela se tradujo a muchos idiomas, incluso al japonés. La primera edición en español estuvo a cargo del argentino José Salas Subirat, que logró traducirla y publicarla en 1945 en Buenos Aires.
El Ulises está considerada una obra maestra de la literatura universal. La acción de la historia sucede en un solo día, el 16 de junio de 1904, y en la novela solo aparecen tres personajes: Leopold Bloom, su esposa Molly y el joven Stephen Dedalus. Ese día no fue escogido al azar por el autor (el 16 de junio de 1904 era la fecha en la que Joyce y Nora Branacle tuvieron su primera cita). Sin embargo, su argumento es irrelevante, es solo el pretexto.
A lo largo de 717 páginas el autor se sirve de lo que él llamaba «palabra interior», así como citas, referencias clásicas, intertextualidad, parodias y sátiras (de obras ignotas), crítica literaria, el callejero de Dublín (edición siglo XIX), palabrotas, latinajos, jerga, exclamaciones HM (Histeria Manuscrita), palabras soeces y un sinfín de figuras retóricas para construir la historia.
El título de la obra hace referencia al héroe mitológico de la Odisea de Homero, el rey de Ítaca. El autor establece paralelismos entre sus personajes y los del poema épico: Bloom se relaciona con el astuto Odiseo y Stephen Dedalus con Telémaco, el hijo del héroe. El escritor recomendaba familiarizarse con La Odisea antes de atreverse con su novela, y otros críticos sugerían leer obras previas del autor como Dublineses y Retrato de un artista adolescente.
Invitando a la lectura de este clásico de la literatura rendimos homenaje a James Joyce desde Cubaliteraria.
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