Virginia Woolf está considerada como una de las escritoras más importantes del siglo XX. Su técnica narrativa del monólogo interior y su estilo poético destacan como las contribuciones más importantes a la novela moderna. La publicación de sus cartas, ensayos y diarios, una vez fallecida, y a pesar de los esfuerzos de su marido por evitarlo, han significado un legado muy valioso tanto para los futuros escritores como para lectores que buscan obras que se salgan de lo convencional.
Reconocida como una exponente del movimiento feminista, a Virginia Woolf, nacida en Londres como Adeline Virginia Stephen el 25 de enero de 1882, le tocó vivir en un mundo de hombres. En una de sus obras, Una habitación propia, la autora llegó a preguntarse: «¿Qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas? Independencia económica y personal, o sea, una habitación propia».
En 1925, Virginia lograría un gran éxito con la publicación de su novela La señora Dalloway. La obra nos cuenta un día en la vida londinense de Clarissa, una dama de alta alcurnia casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada mañana de 1923 y termina esa misma noche, cuando empiezan a retirarse los invitados de una fiesta que se celebra en la mansión de los Dalloway. Aunque en el transcurso de la jornada sucede un hecho trágico: el suicidio de un joven que había vuelto de la guerra psíquicamente perturbado. Lo más destacable de la obra radica en el modo de narrar la historia, ya que los hechos se cuentan desde el punto de vista de los personajes de un modo íntimo.
Woolf encontró una musa literaria en su relación con Vita Sackville-West, hasta el punto de que fue su inspiración para la novela Orlando (1928), que supuso un nuevo avance en su estilo y por la que recibió elogios de la crítica por su innovador trabajo, logrando ampliar aún más su popularidad.
En Al faro (1927), Virginia aborda una discusión familiar sobre si realizar o no una excursión a un faro, lo que le sirve a la escritora para liberar todos sus fantasmas familiares y luchas de poder entre el hombre y la mujer al frente de la familia.
Woolf mantuvo su frenesí escribiendo al publicar Una habitación propia en 1929, un ensayo feminista basado en las conferencias que había impartido en universidades de mujeres, y en el que examina el papel femenino en la literatura, planteando la idea de que «una mujer debe tener dinero y una habitación propia si quiere dedicarse a escribir ficción».
Más tarde publicó su siguiente trabajo: Las olas (1931), considerada por muchos críticos la mejor y de las más difíciles creativamente hablando. Su última novela publicada en vida fue Los años (1937), sobre la historia de una familia a lo largo de una generación. Al año siguiente publicó Tres Guineas, un ensayo en el que continuó con los temas feministas y donde también dirigió su mirada al fascismo y la guerra.
Sirvan estas líneas para que llegue nuestro homenaje desde Cubaliteraria a la gran escritora que fue Virginia Woolf.
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