Sobre el autor
Gérard de Nerval (París, 22 de mayo de 1808– 26 de enero de 1855) era el seudónimo literario del poeta, ensayista y traductor francés Gérard Labrunie, el más esencialmente romántico de los poetas franceses. Una de las voces fundamentales de la poesía en esta lengua, Nerval es un autor cuya poesía no es demasiado conocida en español. El poeta hispano-mejicano Tomás Segovia preparó una abundante antología de su obra hace algunos años. Los poemas que hoy publicamos se deben a la gentileza de Jesús David Curbelo, que ha traducido algunas de las piezas claves de su poesía.
Fragmentos de su obra
Fantasía
Yo sé de un aire puro por el cual yo daría todo Rossini y Mozart, y también todo Weber, es un aire muy viejo, muy lánguido y muy fúnebre, que solo para mí tiene encantos secretos. Y cada vez que vengo y que lo escucho, casi en doscientos años mi alma rejuvenece... Vivo bajo Luis XIII; creo ver ensancharse una ladera verde, que amarillea el ocaso, y un castel de ladrillos, con esquinas de piedra, con vidrieras teñidas de colores rojizos, rodeado de parques inmensos, con un río bañándole los pies, que corre entre las flores; y después una dama, en su ventana alta, rubia, con ojos negros, y vestidos antiguos, que, en mi otra existencia, haya visto tal vez, y de la que me acuerdo.
(De Odelettes)
El desdichado
Yo soy el Tenebroso-el Viudo-el Sin Consuelo, Príncipe de Aquitania [1] de la torre abolida: Mi única Estrella ha muerto, mi laúd constelado Lleva en él el Sol negro de la Melancolía. [2] En la Tumba nocturna, tú que me consolaste, Devuélveme el Pausílipo [3] y la mar italiana, La flor que prefería mi pecho desolado, Y la vid en que el Pámpano y la Rosa se unen. ¿Soy Amor o soy Febo...? Lusignan o Birón? [4] Mi frente aún está roja del beso de la Reina; [5] En la Gruta en que nada la Sirena he soñado… Y vencedor dos veces traspuse el Aqueronte: Modulando lo mismo en la lira de Orfeo Suspiros de la Santa que los gritos del Hada.
Versos dorados
¡Vamos!, ¡todo es sensible!
Pitágoras
¡Hombre!, pensador libre —¿crees que solo tú piensas En un mundo en que estalla la vida en toda cosa? De las fuerzas que tienes tu libertad dispone, Pero está el Universo ausente en tus consejos. Respeta en cada bestia un espíritu activo… Cada flor es un alma que a Natura se abre, Un misterio de amor en el metal reposa: «Todo es sensible»; —¡y todo pesa sobre tu alma! Teme en el muro ciego un mirar que te espía: A la materia misma un verbo va mezclado… ¡No la utilices pues para algún uso impío! Suele en el ser oscuro morar un Dios oculto; Y, como un ojo nuevo cubierto por sus párpados, Crecer tras la corteza de la piedra un espíritu.
(De Les Chimères)
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[1] Esta frase alude a una de las fantasías genealógicas de Nerval, que hacía derivar su apellido (Labrunie) de la Torre de Labrunie en Aquitania y decía ser descendiente de un noble de la región.
[2] Posible referencia al grabado Melancolía de Durero, que gustaba mucho a Nerval.
[3] Promontorio cercano a Nápoles que se convirtió en un símbolo obsesivo para Nerval.
[4] Amor y Febo son nombres de dioses romanos, Febo parece remitir, además, a una de las identidades imaginarias del poeta. Lusignan es un personaje histórico vinculado a la leyenda de Melusina, hada y mujer-serpiente enamorada de Lusignan, y que desaparece con un grito cuando este la sorprende en su forma de reptil. Birón puede referirse al duque, almirante de Enrique IV, decapitado por presunta traición.
[5] Alusión a la reina Balkis, de Saba, otro personaje clave en la mitología de Nerval.
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