El próximo 17 de septiembre El siglo de las luces, de Alejo Carpentier cumple 60 años .Esta obra de indiscutible universalidad ha sido publicada 47 veces en español (sin contar las ediciones y reimpresiones de cada editorial) y ha sido traducida a 18 idiomas. En ella su autor trabajó casi dos décadas. Desde 1928 hasta 1948 consultó y estudió una extensa bibliografía de autores y de asuntos latinoamericanos que lo llevaron a un profundo conocimiento de América. Estudió los clásicos desde Bernal Díaz del Castillo con su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, los escritos del Inca Garcilaso hasta los primeros novelistas del siglo XIX .No faltó en esta bibliografía americana la obra de José Martí en lo que se refiere al hombre latinoamericano y su continente. Con esta sólida base documental sobre América Latina, en 1947 realiza un viaje extraordinario .Parte de ciudad Bolívar a orillas del Orinoco, y vuela a la Gran Sabana por encima de las cabeceras del Caroní, en un avión especial del ministerio de Comunicaciones de Venezuela, formando parte de una comisión técnica integrada por el entonces ministro de Comunicaciones doctor Antonio Martín Araujo. Las impresiones de este viaje que le reveló el mundo virgen de América las narra en un libro titulado El libro de la Gran Sabana, obra que no llegó a publicar. Los elementos de esta obra de la cual desprendió una parte titulada Viaje al riñón de América, la cual resumiera bajo el título de Visión de América, integrarían años después Los pasos perdidos (1953) prodigiosa obra de la narrativa latinoamericana.
Después de sus estudios basados en nuestros clásicos, cronistas, poetas y novelistas, Carpentier empieza a meditar sobre su estilo. Ya por esta época había escrito El clan disperso (1943) novela que evocaba los tiempos de creación y actividades del Grupo Minorista. Algunos elementos de esta obra pasaron casi textualmente a distintos pasajes de El siglo de las luces y de El recurso del método.
A fines de 1955 viaja a París procedente de Venezuela. Una escala imprevista en Guadalupe le hace permanecer en esta isla más de una semana. Mientras recorre este territorio traba amistad con Mario Petreluzzi director del periódico Guadalupe (Antillas Francesas). El nombre de este periodista aparece escrito sobre el menú de un restaurante en Guadalupe, documento que Carpentier denominara la semilla de EL siglo de las luces. Petreluzzi le revela al novelista la existencia de Víctor Hughes quien había llegado a Guadalupe, en 1794 para rescatarla de los ingleses y luego mantenerla bajo el dominio francés, traía consigo las leyes de la Convención y de la Constitución de 1793. El personaje tenía suficiente historicidad.
A su llegada a París consulta el fichero del historiador Pierre Vitoux y realiza una incursión bibliográfica por periódicos de la época, testimonios, proclamas, noticias e historiografía de la Revolución Francesa, lo cual lo lleva a la conclusión que este personaje era apenas conocido. Muy serios habían sido ya por esta época sus estudios sobre las costumbres y las corrientes filosóficas del siglo XVIII.
Víctor Hughes había sido piloto de naves mercantes y probablemente hijo de un panadero marsellés. Sus orígenes eran realmente inciertos aunque Carpentier pudo comprobar que había residido en La Habana antes de 1792. Por su acción política llega a París y se relaciona con Robespierre quien le encomienda liberar a Guadalupe de la conquista inglesa e imponerle las ideas de la Revolución Francesa .Sus contactos con los caribes de San Vicente y con los cimarrones de Jamaica provocaron sendas sublevaciones en 1795. Víctor Hughes se convierte en un personaje hipostático de Robespierre. Después, decepcionado por la caída de este y por la derrota de los hombres a quien admiraba , se vuelve un hombre amargado y sin fe y se dedica a los negocios .Antes de 1792, mientras permanece en La Habana , comienza la trama de El siglo… El autor sitúa el argumento en la Casa de los Condes de La Reunión, cita en la calle Empedrado, entre Cuba y Aguiar, a la cual le añade una escalera que se encuentra en una casa de la antigua Plaza del Arco de Belén. Allí viven Carlos, Sofía y Esteban, jóvenes burgueses, conocedores de ideas filosóficas, deseosos de cambios sociales, asqueados del mundo que vivían. La vida de estos jóvenes evoluciona hacia la acción revolucionaria .Toda la parte central de la novela es rigurosamente histórica.
La obra confirma que 60 años después las ideas no caen en el vacío. La Revolución Francesa con su fuerza y sus ideas alentó en América los primeros movimientos independentistas e incubó los movimientos revolucionarios del futuro. Un día en París, una llamada telefónica de un antepasado de Víctor le revela a Carpentier que este personaje había sido como él lo describiera en El siglo….que había conocido a una cubana llamada Sofía y que en 1809 cuando se pierden sus huellas, tiene que entregar la colonia de Guyana a Holanda.
La bibliografía complementaria de El siglo….aparece publicada en la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí (número 1-2 de 1982) la cual confirma el intenso trabajo de investigación que le precedió . Carpentier demostró así, según el eminente critico francés Noel Salomón, «el valor instrumental del clásico pero todavía joven proceder de los que, a pesar de ciertos anatemas no tienen miedo a bibliotecas y archivos, y sin ser limitativos fuentistas al estilo del siglo XIX, saben que la investigación de fuentes resulta fecunda cuando no se olvida el investigador que más importante que la fuente es el significado de su elección y más todavía su elaboración. Por eso una de las muchas condiciones para que la sutil esencia de la consabida literaridad o literaturidad, del texto se convierta en objeto observable y palpable es el previo deslinde, estricto y riguroso de lo extra, infra y preliterario de donde brotó lo literario (…)».
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